Tulio Hernández: Venezuela es un estado neo-autoritario que mantiene una máscara democrática

Por Euglidys Medina [E/USM]

La opinión del comunicólogo Tulio Hernández tiene su espacio todos los domingos en la columna “Siete Días”, publicada desde hace 15 años en el periódico El Nacional, en la que aporta su punto de vista sobre los hechos políticos que rodean al país. Vive en Caracas y es egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) como Licenciado en Sociología, experto en comunicación.

Entre los años 2000 y 2009 se desempeñó como consultor de organizaciones internacionales como la Unesco y la Unicef. Actualmente es miembro del consejo editorial del mismo diario en el que escribe y reflexiona que el Estado se ha convertido en un modelo neo-autoritario que trata de lograr lo mismo que las dictaduras, pero manteniendo una máscara y un juego de libertades que hacen pensar a siete millones de personas que viven en libertad plena.

-En una de sus más recientes columnas escribió: “Cuando en la política el debate de ideas y proyectos es sustituido por condenas morales y principios de fe, y cuando las palabras se usan intencionalmente fuera de contexto hasta vaciarlas de su significado, es porque el pensamiento totalitario ya llegó o anda rondando. Y eso es lo que está ocurriendo en Venezuela” ¿Por qué cree usted que sustituir las ideas por condenas morales y utilizar palabras intencionalmente fuera de contexto es sinónimo de totalitarismo?

-Una de las metodologías para lograr el aniquilamiento del otro dentro del totalitarismo es combatirlo a través de epítetos, en el caso venezolano: fascista, apátrida, escuálido, pro pitiyankee, en el caso de Cuba se les dice gusanos y generalmente se les tiende a deshumanizar. En Venezuela eso es lo que se ha hecho con la palabra fascista, el gobierno la usa de una manera descontextualizada, la vacía de contenido para poder aplicarla en un contexto en el que no tiene cabida.

-¿En qué se fundamenta para decir eso?

-El totalitarismo se trata de un pensamiento dogmático, un tipo de debate político que sustituye la reflexión por axiomas morales, casi religiosos, principios de fe, es la lógica fundamental del pensamiento totalitario. Porque parte de una idea, la idea de que el portador del proyecto autoritario, llámese el líder, el partido o la logia militar, tienen una idea muy clara del bien, saben lo que la sociedad necesita y por lo tanto no lo debaten sino que lo imponen a la fuerza, crean un enemigo y con esa persona no se debate ni se discute. Es considerada moralmente inferior y despreciable, por lo tanto es mejor tratar de eliminarla, ya sea política, moral, económica y cuando sea necesaria físicamente.

-¿Lo que quiere decir que según el resultado de las elecciones pasadas, siete millones de venezolanos están de acuerdo con vivir bajo un régimen totalitarista?

-Venezuela es un estado malandro, un modelo neo-autoritario que trata de lograr lo mismo que las dictaduras pero manteniendo una máscara y un juego de libertades, que hacen pensar a esas siete millones de personas que todavía se vive en democracia plena. Los autoritarismos de base popular se construyen alrededor de un liderazgo carismático. A la población que generalmente ha dejado de confiar en las instituciones le parece secundario el tema de los derechos humanos y el de la libertad, porque lo fundamental es la realización de la promesa básica que hace el líder. Lo que caracteriza al neo-autoritarismo es que todavía uno puede hacer política sin tener que irse a la lucha armada.

-¿En pocas palabras, no es una dictadura tradicional?

-No, porque las dictaduras tradicionales que son producto generalmente de un golpe militar, tienen cuatro indicadores básicos: 1) Eliminación de todos los partidos políticos salvo el que maneja la dictadura, 2) generalmente aplicación durante largos años de toques de queda que impiden que la población circule a partir de determinadas horas especialmente en la noche, 3) control absoluto de los medios de comunicación 4) existencia del control de la Asamblea Nacional y 5) inexistencia de autonomía de poderes, eso en Venezuela no pasa exactamente así.

-¿Entonces, qué métodos son utilizados en Venezuela para imponer el control característico de un gobierno autoritario?

-Los métodos son muchos, el primero es la descalificación moral del adversario convertido en enemigo, a través de epítetos. El segundo es el control hegemónico de los medios de comunicación. El tercero es la persistencia en la mentira sin temor ninguno a la relación con la realidad, esa manera de convertir las tragedias en actos heroicos es otro elemento propio del autoritarismo. El uso de los medios como aparato de proselitismo político, en Venezuela no solamente las cadenas, sino un canal que por vía constitucional debe servirle a toda la nación, le sirve únicamente al proyecto político del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), convirtiendo un canal del estado en un canal de partido. La agresión violenta, en donde se utilizan grupos armados de civiles y hacen ver que se está haciendo una especie de justicia popular al atacar a los sectores democráticos y la persecución laboral.

-Es decir, que cuando el Presidente de la República sale en un acto televisado ordenando a la Fuerza Armada armar a los obreros para la defensa de la soberanía de la patria ¿es un acto de intimidación correspondiente a ese tipo de sistema?

-Sí, es una violación flagrante de la constitución y de todo principio de la democracia. El monopolio de las armas tiene que tenerlo el estado a través de las Fuerzas Armadas institucionales, esto no solamente es un delirio sino que es una irresponsabilidad que lo que puede hacer es agravar más aún la situación de violencia que vive el país, entregándole armas a personas que no están formadas para hacerlo, que no pertenecen a un sistema jerárquico. Esto es un acto de desesperación, de intimidación y cuidado un acto suicida.

-¿Por qué un acto suicida?

-Porque uno nunca sabe. Una vez que armas colectivos ¿cómo haces para desarmarlos?

 

Sigue a Euglidys Medina en Twitter: @Eumedina