El 1,3% (3.464) de quienes rindieron la Prueba de Selección Universitaria (PSU) son extranjeros. De estos, según datos entregados por el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (Demre), quienes obtuvieron los mejores resultados este año en la prueba de Lenguaje son los venezolanos. El 53% de ellos sacó entre 500 y 650 puntos.
Le siguen ecuatorianos, con un 45% de puntajes en este rango. Los argentinos y colombianos empataron, con un 41% en el mismo tramo.
La situación se repite en el caso de la prueba de Matemática, donde Venezuela también figura con los mejores resultados.
Para Leonor Varas, directora del Demre, los dos puntajes probablemente tienen que ver con que “son poblaciones que se han integrado hace más años a Chile. Y hemos visto que llegan muchos venezolanos que son profesionales y dan la prueba acá. Por eso, lo más probable es que sea la población que está más integrada que otras”.
Para algunos expertos, lo que ocurre con las personas de esta nación que rinden la PSU no solo es mérito de haberse integrado con antelación a la sociedad chilena. Omar Aravena, investigador del centro de liderazgo educativo (Cedle), estima que “los resultados de estos estudiantes son producto de una reforma profunda del sistema escolar que ha posicionado a Venezuela entre los países más avanzados en materia educativa a nivel latinoamericano. Fue una reforma súper potente y extremista, pero si lo pensamos, estos estudiantes son producto de ello: gratuidad, uso de tecnología y formación ciudadana crítica”.
Apoyo de docentes
Selene Barradas llegó a Chile en 2005 desde Venezuela. Aquí se integró al sistema escolar y cursó la enseñanza básica y media en el Colegio Lincoln International de Lo Barnechea, donde la prepararon para rendir el examen.
Para ella, la clave en la preparación -que le permitió obtener 770 puntos en Lenguaje- fue la llegada de un profesor que dedicó mucho tiempo a corregir sus errores. “Mi punto débil era el plan de redacción. Me equivocaba siempre y él se dedicó principalmente a esa área. Para comprensión de lectura nos dio tips, como primero leer las preguntas y luego el texto, porque nos daban ideas de lo que iban a tratar”, señala.
Sobre su futuro, Barradas ya tiene planes: estudiar Ingeniería Civil Química en la U. Católica. Sobre su rendimiento, sostiene que “al final, el rol del docente es el que hace que les tomes cariño a las cosas”.
Los padres de Valentina García (18) llegaron desde Colombia hace 17 años, cuando ella apenas era un bebé. Por ende, el sistema educativo chileno es el único que ella conoce y se adaptó sin problemas.
Sin embargo, a sus padres les costó un poco más. “Ellos no entendían cómo se ponderaban los puntajes ni nada de eso”, relata. Pero ella, al haber realizado toda su enseñanza escolar en Chile, tenía todo claro al momento de rendir la PSU.
Su promedio en la prueba fue de 690 puntos y postuló para estudiar Ciencias Políticas en la U. Católica. “El secreto es poner atención en clases y no matarse estudiando. No hay que ver los resultados de la prueba como el fin del mundo”, dice.
Algo similar piensa Doménica Silva, proveniente de Ecuador y quien obtuvo 836 puntos en Matemática y 692 en Lenguaje. Para ella, organizar los tiempos fue algo vital, pero también la preparación en la escuela. “El colegio (Cambrigde College) nos orienta a la PSU, pero también a que tengamos una buena preparación para la universidad. Eso y la educación personalizada, al ser pocos alumnos, sirvió mucho”, indica.
Sin embargo, no para todos los foráneos la PSU trajo tan buenos resultados. Liderando el tramo de alumnos que obtuvieron entre 300 y 400 puntos están Haití y Bolivia, con un 48% y 29%, respectivamente.
Para Gonzalo Muñoz, académico de la Facultad de Educación de la U. Diego Portales, lo anterior “confirma que es importante contar con políticas de inclusión específicamente dirigidas a pueblos migrantes, para potenciar sus oportunidades”.
Y añade que en casos como el de Haití, además del idioma, hay otras dificultades: “Cuando los alumnos llegan al país a insertarse en un nuevo sistema educativo, muchas veces los deja en desventaja, ya sea por razones curriculares o de formación previa”.
Por lo anterior, agrega que dada la relevancia del fenómeno de la migración, “el país debería pensar en contar con mecanismos especiales para el ingreso de estos estudiantes”.