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El narcotráfico y la corrupción en Venezuela definitivamente son los flagelos que mayor daño le han hecho a la sociedad, estos males son la peor metástasis cancerígena que carcome hasta los tuétanos este país impune, tal situación se incrementa día a día, significa la desaparición forzosa de los valores éticos y por el contrario la entrada en vigencia de gobiernos sinvergüenzas que no les importa la destrucción de patria.
Durante los quince años de la llamada revolución, el narcotráfico y la corrupción han estado estrechamente ligadas en todas las esferas de gobierno , hay casos muy sonados como por ejemplo la relación entre Walid Mackled con Acosta Carles, entre otros tantos ¨próceres¨ de la quinta república, donde está suficientemente demostrada la responsabilidad de Macled en los delitos que se les imputan, pero lamentablemente el gobierno cómplice protege a los funcionarios que cooperaron con el narcotraficante para no dañar su ¨pulcra imagen internacional; en este caso quedaron muchas interrogantes: que personaje de Pequiven autorizó la venta de millones de toneladas de urea para el procesamiento de drogas al susodicho delincuente? Quien le dio la facilidad para obtener líneas aéreas, almacenes de puertos, credenciales policiales, etc.? Y peor aún quien cuadro la mampara para que este delincuente financiara obras sociales y legitimara su inmensa fortuna proveniente del delito?, estas y tantas otras paradojas más temprano que tarde se deben aclarar, pero no solo ocurre en el alto gobierno, en la mayoría de los municipios ocurre lo mismo, fíjense en Bruzual de Anzoátegui el indolente alcalde y el cochino entorno que lo acompaña fueron capaces de autorizar la liberación de un narcotraficante que fue aprehendido flagrantemente con casi quinientas (500) en pleno centro de Clarines, que valga acotar resulto ser hijo de un Viceministro revolucionario, pero también se dilapidan los dineros públicos como les da la gana, en los 9 años de pésima gestión más de 20 mil millones de bolívares, no corresponden a la pírrica obra ejecutada en casos emblemáticos como el terminal de pasajeros, la planta potabilizadora en Clarines, el suministro fantasma a hospitales, la triste realidad del agua en Guanape y el descarado atraco con los asfaltados de Sabana de Uchire, todos suficientes elementos para que sea sancionado él y sus cómplices, quienes de forma extraña han logrado que los ediles del PSUV hayan aprobado la corrupta gestión, aun cuando la obra no existe. Solo por citar numéricamente un caso, evaluemos al terminal de pasajeros de Clarines ubicado en Barrio Obrero, aquí la corrupción ha sido sistemática y continuada, a partir del 2007 este elefante rojo comenzó a tragarse los reales del pueblo, el primer zarpazo multimillonario lo dieron escudándose en la adquisición del proyecto; 2008 un monto de 800 millones para el movimiento de tierra aun cuando ya estaba hecho; 725 millones en 2009; 690471.50 en 2010; 900 millones en 2011; 500 millones en 2012 y con todo ese realero aun es un peladero de chivos. Todo esto esta denunciado ante las instituciones correspondientes, esperemos accionen de una vez por todas.
La intensidad de la corrupción en la Venezuela disque socialista tiene un fuerte componente político y social, además del puramente financiero. La conversión de la Venezuela democrática en un Estado narco-corrupto ha estado basada en violaciones sistemáticas a la constitución y las leyes y en la eliminación progresiva de los pesos y contrapesos administrativos e institucionales, basta con echarle un vistazo a los rectores y magistrados recién designados para concluir diciendo que no hay autonomía de poderes. La transparencia y la rendición de cuentas han desaparecido. Los procedimientos democráticos han dado paso a un sistema en el cual un partido político decide a quien se le pasa la factura.
Juntos debemos sanear al país, esa mala plaga y la evidente relación de la droga con el gobierno debe desaparecer.
Por: Emilio Guzmán Rojas