La mente científica de Sheldon sabe que hay gérmenes por todas partes, no digamos con un beso. Con él, ni el virus de la gripe se expande a gusto, dadas las precauciones que adopta ante cualquier emergencia médica. Sus protocolos son mucho más fiables que los de un hospital. Con la seguridad es igual. Incluso eligió su domicilio en Bozeman, Montana, después de estudiar los índices de criminalidad.
Sheldon Cooper, como Barney Stinson, George Constanza y Angela Channing, entre unos pocos elegidos, suele ser un personaje mal entendido. El espigado científico al que da vida Jim Parsons (le ha proporcionado un Globo de Oro y cuatro premios Emmy) tiene sus defectos, más que evidentes, pero en el fondo es un dechado de virtudes, un benefactor de la humanidad que sus congéneres, ya sea por envidia o desconocimiento, no saben apreciar. Toni de la Torre, crítico de televisión y profesor universitario, lo describe en su libro, «La vida según Sheldon» (editado por timunmas, cuesta 15 euros), como alguien «megalómano, antipático y maniático hasta el absurdo». No
«Es imposible considerar a Sheldon un tipo raro», escribe De la Torre. «Cuando tanta gente se identifica con un personaje, este deja automáticamente de ser raro? Es de sentido común».
El siguiente diálogo aclara bastante:
?Penny (a Howard): Entiendo que eres peculiar, igual que Sheldon.
?Sheldon: Disculpa, Penny, pero en esta casa eres tú la que es peculiar.
Sheldon, concluye el autor, como personaje televisivo es el reflejo de otra mayoría, hasta ahora silenciosa, que durante mucho tiempo no se ha visto reflejada en las series de televisión. En resumen, todos somos diferentes, aunque algunos lo parezcan más que otros.
En la escala de rarezas, Sheldon y sus compañeros de reparto no son muy distintos.La principal diferencia es que Leonard y compañía buscan la aceptación de los demás, mientras que Sheldon está perfectamente contento consigo mismo.
?Leonard: Iré a casa de Penny a ver un partido con sus amigos y no quiero quedar como un idiota. Quiero integrarme.
?Sheldon: Si quieres integrarte con los amigos de Penny, quedar como un idiota sería un camuflaje perfecto.
Otro de los méritos de Cooper es haber llevado la ciencia al primer plano televisivo. No hay muchos protagonistas de series en su gremio, aunque en el cine hemos visto la ascensión de personas como Alan Turing, John Nash, Stephen Hawking y otros genios. El libro publica incluso una comparativa entre Albert Einstein y Sheldon Cooper, más parecidos de lo que cabría imaginar.
Un tipo ordenado y previsible
Sacar a Sheldon de sus rutinas es una proeza. Su agenda semanal está programada hasta el último detalle. Hace la colada los sábados por la noche y todos sus amigos saben que los lunes toca cena tailandesa y los viernes, china. Puede acusársele de cuadriculado, pero tratar a alguien así no puede ser más fácil. El resto son prejuicios. Compárese con el caos de convivir con Penny, por ejemplo.
Fuente [Abc.es]