Alberto Silva Aristeguieta escribió la más cautivadora biografía de José Antonio Ramos Sucre

Una biografía de nuestro irrepetible José Antonio Ramos Sucre, tan valiosa para expertos como principiantes, se presentó el sábado 1 de febrero en la librería Kalathos de Los Galpones de Los Chorros, a las once de la mañana. La narración “José Antonio Ramos Sucre: Creación y vida”, del venezolano Alberto Silva Aristeguieta –pariente suyo–, resulta de un trazo tan diáfano como hondo sobre la historia del vivir, dar y padecer del poeta más universal que tenemos de la primera mitad del siglo XX.

Con la iniciativa de este libro producido por la “Fundación Rosa y Giuseppe Vagnoni”, a través de “Fundavag Ediciones”, Alberto Silva recorre la vida de J.A.R.S. desde el 9 de junio de 1890 cuando nació. Es también una colección de revelaciones sobre los cuarenta años del erudito cumanés, –como se sabe, descendiente del Mariscal Sucre–, vistos desde lo que le va ocurriendo y le arranca de su familia; los testimonios de sus contemporáneos, y también en la intimidad de cartas para sus más entrañables afectos de familia y amigos.

Se muestra aquí con mucho, su pensamiento creador y cultura casi infinitos, los valores que profesa, sus visiones éticas de este mundo y del ser humano, con una lucidez devastadora, por la profunda melancolía que lo hizo sentir siempre tan solo como en “una cárcel”, refugiado en la avidez por los libros y su sapiencia políglota.

En palabras de Armando Rojas Guardia fue un sabio que, “alcanzó una rotundidad, una madurez y una majestad idiomática ya insuperables” (…) “que introdujo la prosa poética en la lírica del país” y desde hace más de cincuenta años “se ha proyectado como una vasta sombra tutelar, que cubre el trabajo de los poetas venezolanos”. Así lo percibe este consagrado creador nuestro y prologuista de la obra, quien dirá las palabras iniciales del evento.

“Si Ramos Sucre hubiese nacido en París, en lugar de Cumaná, sería reconocido como uno de los grandes poetas universales”, dice Joaquín Marta Sosa, destacado poeta y autor de las mejores antologías de poesía venezolana publicadas hasta la fecha”. Lo cita así el autor, en la primera página de esta biografía esplendorosa del maestro de maestros.

Venezolano colosal

Alberto Silva Aristeguieta ofrece una biografía abundante de aquella historia de vida, que prenda al lector apenas empieza y puede convertirse en el gran libro de iniciación sobre este venezolano colosal, fuente inagotable de creación, vastedad de saber y sacrificio. La prosa suelta de Silva, pródiga en episodios de aquel mundo de 120 años atrás donde nació Ramos Sucre, describe sutilmente al hombre marcado por el infortunio desde niño, tal vez por el peso de un linaje que, en medio de carencias materiales, lo privó también del afecto ansiado y lo sobrecargó de rigores, que ahondaron en cada etapa, las heridas en el alma y la salud de este ser genial.

Sí tiene los mejores maestros de la época el niño extraordinariamente precoz, pero no tuvo en verdad infancia, relata, por las limitaciones que le imponían “para jugar libremente con otros niños en el río Manzanares”, y su precocidad le costaría muy caro, al enviarlo su madre muy pequeño a vivir en Carúpano con su tío, el presbítero José Antonio Ramos Martínez, situación que se agravó cuando murió su padre, nada afectuoso con él, tampoco.

El sino trágico

Transcurren su infancia y juventud entre múltiples estrecheces, el estudio indetenible y la represión del régimen educativo, hasta que logra venirse a Caracas y hacerse camino con sus capacidades, en medio de una vida asceta y austera invariable. Viviendo en pensiones, es maestro de idiomas, de historia y geografía, se recibe de abogado entre numerosos impedimentos y debe responsabilizarse también desde los 20 años por su madre y sus hermanos, venidos a Caracas poco tiempo después de él.

Uno tras otro, en los capítulos de “José Antonio Ramos Sucre: Creación y vida”, el autor sumerge al lector en historias conmovedoras, repletas de desafíos y dolorosos trances del hombre serio, taciturno; poeta y articulista también de prensa y revistas, que como funcionario de la Cancillería, gracias a sus amplios conocimientos del griego, latín, inglés, francés y alemán, entre otros, reparó al final de su vida en Ginebra, donde errados diagnósticos médicos, precipitaron su suicidio, acosado por la depresión, el insomnio y la angustia.

Con él entablaron amistad desde muy temprano, los más ilustres representantes de la cultura de la época y todos recuerdan que también soltaba una estruendosa carcajada al final de sus palabras, entre amigos, alumnos y con todo el que conversó.

A la vida extraordinaria de invención y sufrimiento de este baluarte contada en el libro, le sigue un concentrado de su obra imperecedera (Trizas de papel, Sobre las huellas de Humboldt, La torre de Timón, El cielo de esmalte y Las formas del fuego), por si quiere uno adentrarse en lo mejor de la poesía en español.

[Fuente: Prensa Fundación Rosa y Giuseppe Vagnoni]