Los coreanos tienen un viejo dicho: los hombres surcoreanos son atractivos y las mujeres norcoreanas son bellas.
Choi Young-Hee tomó ventaja de este adagio y lo convirtió en un modelo de negocios. Choi es una casamentera que une a cientos de solteros de Corea del Sur con desertoras norcoreanas.
Es una idea que a primera vista luce fallida, dadas las condiciones geopolíticas actuales entre norte y sur. Pero Choi tuvo una corazonada cuando abrió su agencia hace cinco años y apostó a este tipo de parejas.
Y tenía razón.
Casi 500 matrimonios después, con sólo tres divorcios entre ellos, esta cupido es un éxito estadístico. La prueba, dice Choi, es que la principal barrera de reunificación y paz en la península de Corea no es la gente, sino la política.
"A medida que caso a todas las parejas, y la gente que los rodea los ve vivir felices, pienso que tal vez no les gusta el liderazgo de Kim Jong II, sino que saben que los norcoreanos regulares no son así. Creo que eso es lo más importante en la carrera por la reunificación".
Choi Hyung-Min (sin ningún parentesco con Choi Young-Hee) fue uno de los solteros elegidos por la casamentera. Ella lo contactó con una de las desertoras norcoreanas; se enamoraron, y se casaron. CNN los conoció mientras celebraban el primer cumpleaños de su hija, Ye-Ran. La desertora norcoreana dijo a CNN que no podía dar a conocer su imagen ni publicar su nombre, por miedo a que Pyongyang castigue al resto de su familia en el norte.
Pero sí tiene un mensaje para compartir con los lectores y televidentes de CNN: "desde el fondo de mi corazón, en verdad espero que haya una reunificación", dice. "Hablamos de esto todo el tiempo", comenta su esposo, quien no ha conocido a su familia política, "visitar su lugar de origen después de la reunificación".
Este matrimonio, dice la mujer norcoreana, demuestra que pese las diferencias políticas y años de guerra entre las naciones, hay esperanzas de que vuelva la paz a la región. "Puede haber diferencias entre políticas e instituciones de los dos países, pero somos la misma gente, ¿o no? Somos la misma gente".
Decir que las uniones surgen del deseo de reunificar al país ignoraría la realidad de las parejas. Choi explica que las mujeres norcoreanas desean la aceptación automática y la estabilidad que les ofrecen los esposos de Corea del Sur, mientras que ellos quieren a una esposa tradicional, algo que ofrecen las mujeres de Corea del Norte, a diferencia de las mujeres de su región.
En carpetas azules y amarillas aparece la información de los solteros elegibles según su estatura, educación y trabajo. Pero eso no es tan importante como la compatibilidad de personalidades, comenta Choi, quien después toma algunos de esos hombres surcoreanos y los empareja con mujeres norcoreanas en su base de datos.
Ella une a las parejas personalmente, pero desconoce qué convierte un encuentro en un matrimonio.
Su vestimenta colorida, un saco de estampado de leopardo y una diadema con brillantina, revela muy poco sobre su historia fuera de Corea del Norte.
En 2001 se fue del norte a China con su hija de 11 años. Su historia está llena de cambios y giros repentinos, dice. Después de pasar un tiempo en una prisión mongola, se fue a Corea del Sur, y al igual que muchas otras desertoras, Choi tuvo que ingeniárselas para conseguir qué comer en una sociedad capitalista que no tiene un sistema de apoyo fuerte. Pero lo que sí sabía, dice, es lo que buscan los hombres surcoreanos y las mujeres norcoreanas.
"Dicen que si logras casar a tres parejas te vas al cielo", ríe Choi. "Creo que tengo mi lugar reservado".
Fuente [CNNmexico.com]