Análisis Evolucionista: «Catorce años de derrota en derrota son suficientes» por Salomón De Lima

Indudablemente hemos presenciado el nacimiento de una nueva era, donde las emergentes generaciones políticas tenemos el deber de asumir los espacios de dirigencia, por la vía de las propuestas, discusión y debate.

Es de gran importancia echar un vistazo a nuestra historia política contemporánea y revisar los últimos sesenta y seis años aproximadamente, desde aquella Junta Revolucionaria de Gobierno hasta hoy. Aquellas, épocas accidentadas, un país prácticamente rural al término de la dictadura de Juan Vicente Gómez. Posteriormente la conformación de la Junta Revolucionaria de Gobierno, la elección de Rómulo Gallegos como presidente, la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, para desembocar en los cuarenta años de Partidocrácia Bipartidista, tiempo en el que hubo una continuidad de manifestación de voluntad del pueblo a la hora de elegir a sus presidentes, si los comparamos con los treinta y siete años de las dictaduras sumadas entre Gómez y Pérez Jiménez, obviamente hay un avance desde el punto de vista de los derechos ciudadanos, hubo aciertos y desaciertos como siempre ha de suceder, pero, en ese prolongado lapso de la historia el sistema se iba deteriorando sin voluntad política que intentara revertir el mal, haciendo énfasis en los últimos veinte años, donde los segundones fueron tomando el mando de los grandes partidos Acción Democrática (AD) y el Comité de Organización Política Electoral Independiente (COPEI), en el ínterin se ejerció el control y abuso del poder, nunca hubo responsables, para concluir con el ataque epiléptico que sufrió la sociedad venezolana los días 27 y 28 de febrero de 1.989 (El Caracazo), como reacción al paquetazo neoliberal que implantó el gobierno de CAP II, la gota que derramó el vaso y representó el punto de quiebre de la historia, donde los partidos tradicionales comenzaron su vía crucis y en aquel momento señalados y repudiados por el pueblo. El malestar continuaba, haciéndose más profundo desencadena en dos rebeliones militares (04 de febrero y 27 de noviembre de 1.992) irónicamente ambas contaron con el apoyo de las mayorías de la nación. Desde allí continúa la inestabilidad política, terminando con el gobierno de Rafael Caldera que sirvió como muro de contención hasta que fue electo presidente Hugo Chávez con el 56,2 % de los votos, a partir de esa fecha grandes cambios han existido en el cuerpo social venezolano, entre ellos, la forma de hacer política no es igual a la que manejaban los partidos tradicionales, aunque actualmente continúan con el mismo diseño y con los mismos grupos político-económicos esos que jamás respondieron ante la ley, ni ante la historia, quizás sea ésta una de las razones del rotundo éxito electoral de Chávez en los últimos catorce años. Hoy es tiempo de comenzar a proponer ideas, de reconocer lo bueno de las obras sociales del gobierno y de quitarse de encima el yugo de los viejos dirigentes oposicionistas, que aún después de andar catorce años de derrota en derrota, sin moral alguna pretenden seguir usurpando los puestos de liderazgo. Hago alusión a la historia, porque para entender el presente primero hay que conocer el pasado, y son precisamente los representantes del pasado quienes pretenden disfrazarse de futuro, con los mismos vicios, su abyecta conducta, su agenda oculta de revanchismo y venganza.

Nuestro desafío es ser vencedores en la conciliación, la tolerancia y el respeto, a estas alturas de la historia después de los resultados del 07 de octubre, es inadmisible ver y escuchar en la expresión escrita y verbal, tantas miserias humanas que dan mucho que pensar de los que intentan humillar, el lenguaje escatológico propio de los que viven en el submundo sórdido de las bajas pasiones, debe ser repudiado por el espíritu moral, cívico y democrático de la mayoría del país. La conducta no es ser oposición, sino, impulsores del bienestar de la nación, proponer proyectos con visión de políticas de Estado para un país que decidió su rumbo y no es otro que ser libre, soberano, con autodeterminación, que rechaza las ideas trasnochadas de paquetazos neoliberales, el tutelaje de cualquier control nacional o internacional y creo que esos son principios que compartimos todos los venezolanos o al menos, los que estamos interesados en formar parte de la construcción del país.

La juventud política no debe continuar apoyando “líderes” fabricados por el “marketing”, entrando a partidos políticos por esnobismos, ni apoyando candidaturas coyunturales solo por ir en contra de algo o alguien, para entrar a un movimiento político primero hay que conocer su ideología, identificarse con ella, no solo se trata de lo emocional, por la sencilla razón de que no se puede sentir lo que no se entiende.

Cuando hago referencia a las ideologías – tema que le choca a los políticos analfabetas que evaden el tema, solo porque no les gusta leer, ni estudiar y pretenden simplificar el discurso con la simple denuncia de “tapar el hueco de la calle o poner el transformador de la cuadra” – me refiero al punto de partida de un método de razonamiento, hacia qué sector va direccionado el sistema que plantea y cuál es el mecanismo y las líneas de acción que se aplicarán para lograrlo. Si eso no existe, con seguridad se mostrará un plan escueto, que en este país nadie elegirá, justamente por lo simple y banal.

En conclusión una dirigencia que tiene catorce años de derrota en derrota no tiene moral para seguir aspirando puestos de comando, es la hora de romper con los despojos de una triste historia, dejar de lado la negación representada en el rol de ser oposición a todo, apartar a los oligofrénicos que tanto daño hacen y tener el compromiso de convertirnos en impulsores del bienestar de la nación, estoy seguro que el país lo agradecerá.

Por Salomón De Lima