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Hay mujeres a las que ejercitarse no les produce otra cosa que un agradable placer mientras que otras abandonan el gimnasio con ganas de comerse todo a su paso. Si ese es tu caso descubre cómo controlarte para no ganar en vez de perder.
Ejercitarnos no solo es un acto para cuidar nuestra figura, la realidad es que los beneficios que aporta a nuestra salud la actividad física van más allá de eso. Nos ayuda a drenar las tensiones, mejorar el humor, eliminar toxinas y subir el autoestima. Pero muchas mujeres una vez acaba su entrenamiento sienten tal hambre que serían capaces de comer cualquier cosa a su paso.
Lamentablemente, quienes lo hacen suelen recuperar casi enseguida todas las calorías perdidas con el ejercicio. Como no queremos que eso ocurra te damos algunos trucos para controlar a la fiera del hambre y ganar el salud. Comienza por hidratarte bien, no solo antes durante y después del ejercicio, sino a lo largo de todo el día.
Mantener tu cuerpo bien hidratado te hará consumir menos calorías según varios estudios realizados, esto aplica especialmente cuando acabas la actividad física y es que muchas veces esa sensación en tu estómago no es hambre sino sed.
Otra recomendación importante de los especialistas es que, una vez concluyas el ejercicio, comas en la siguiente media hora. De este modo lo harás con mucho más control que si esperas demasiado, pues aún tienes fresco el esfuerzo físico que haz realizado, lo mucho que te ha costado y no estarás dispuesta a arruinarlo con un plato calórico.
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Es importante también no solo el autocontrol sino el manejo de la información. Muchas personas creen que después de entrenarse deben o pueden comer un enorme plato de pasta porque están haciendo ejercicio, pero la realidad es que esto solo es necesario en el caso de deportistas de alto estándard que queman no centenas sino miles de calorías al día en sus entrenamientos.
Disfruta del ejercicio y come con atención y verás como a las pocas semanas comienzas a notar los beneficios.