Chilenos exploran la cuarta zona del orgasmo - Lea Noticias

Chilenos exploran la cuarta zona del orgasmo

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El sicoanálisis definió al sexo anal como una perversión, un desvío de las zonas genitales y exclusivas del coito. Sin embargo desde los 90 eso cambió y en Chile esta realidad hoy también se refleja. “El acceso a otras culturas y la globalización han ejercido un notable cambio sobre la población, especialmente en los más jóvenes”, asegura Michelle Thomas Vial, directora Académica del Centro de Estudios de la Sexualidad Chile.

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Desde la década de los 90 el sexo anal ha quedado liberado de la connotación anómala que adquirió en el 1900 debido a la corriente sicoanalista. Esto ha tenido como efecto que cada vez más hombres y mujeres quieran acceder a esta forma de gratificación. De hecho hoy se describe como la cuarta zona de orgasmo (las otras tres son: clítoris, vagina y fondo vaginal o cérvix uterino) y el porcentaje de mujeres que accede a esta zona con libertad, deseo propio y disfrute ha ido en aumento, pero aún así no bordea más alla del 10% de la población sexualmente activa. “Para la mayor parte de los sexólogos hoy no es considerada una práctica perversa, sino parte de la sexualidad normal de las parejas, siempre y cuando haya variedad de zonas de contacto sexual (oral, vaginal, manual, etc.) y no exclusividad anal. En este caso sería más proclive a calificarse de perversión. Es decir, si alguien sólo consiguiera satisfacción a través de esa práctica específica”, afirma Michelle Thomas Vial, directora Académica del Centro de Estudios de la Sexualidad Chile.

Aún cuando ya no se considera aberración cuando la gente dice que lo practica, aún hay prejuicios ¿Crees que en un país como Chile se dé más y por qué?

En general la cultura humana tiende a homogenizar su actuar. En ello vemos reflejada de alguna manera la conceptualización cultural y social de la sexualidad. Bajo esa premisa Las zonas genitales y la zona anal siguen manteniendo exclusividad, es decir, prohibición de acceso y restricción para algunas actividades. En ese sentido el cristianismo por ejemplo, castigó la idea del acceso libre a los genitales,- masturbación- dejando a esa zona como predilecta para el encuentro “amoroso y matrimonial” con fines reproductivos y con el tiempo dio paso al placer. Chile no escapa en nada a esa corriente de acción, por ende estas zonas aún están muy restringidas al acceso libre y sin culpa. Por otro lado el sicoanálisis freudiano cambió la forma de pensar integrando un nuevo paradigma a la cultura. Este paradigma relata que estas zonas erógenas infantiles (boca, ano, uretra, genitales) deberían quedar sumidas en la represión en la época infantil y por tanto sólo accesibles en forma sublimada, camuflada, disfrazada, atenuada según los cánones culturales. Esta inaccesibilidad aumenta la baja formación en materia de sexualidad, impidiendo nuevos paradigmas de conocimiento y exploración. Así internet y la pornografía se vuelven “los grandes educadores de los más jóvenes”, con la enorme distorsión que ello significa pues internet pornográfico es una máquina de venta y no una escuela de orientación.

-Según tu experiencia clínica ¿Qué diagnóstico haces de esta práctica entre los chilenos?
El acceso a otras culturas y la globalización han ejercido un notable cambio sobre la población, especialmente en los más jóvenes que navegan con menos dificultades en la red. Esto ha llevado a alcanzar con mayor frecuencia la exploración de estas zonas. Sin embargo creo que detrás de esto puede haber una trampa y que es el intento (apoyado por raíces como el reggaetón por ejemplo) de someter masoquistamente a la mujer, someterla sádicamente (como muchas letras de esta música incitan). Es decir lo que podría también estar a la base de esta práctica es entre otras cosas un intento masculino por ejercer dominio sobre la mujer, fórmula nueva que da un giro en la lucha por el poder, que el hombre ve deteriorado. No menos importante es constatar que los tipos de funcionamiento psíquico también han cambiado y que hoy en la clínica vemos más funcionamiento síquico que usa la disociación, la escisión, estructuras más de límite, que nos abren un campo distinto de cómo se viven las sexualidades.

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-¿Es correcto creer que si a un hombre le gusta practicar el sexo anal se le atribuya una conducta homosexual?
No hay razón alguna para asociar la práctica de sexo anal con homosexualidad encubierta. Yo diría que la inmensa masa de heterosexuales tienen una homosexualidad o al menos una “homo eroticidad” encubierta. Esto implica que para ser heterosexual se debe haber pasado por una cierta certidumbre homo erótica con el padre del mismo sexo, es decir, haberlo amado y deseado como objeto de deseo en las etapas infantiles y que sublimada esta etapa se puede transitar hacia la heterosexualidad. Por eso Freud en sus primeros balbuceos frente al tema de la sexualidad por allá en los años 1905 decía que la heterosexualidad no es dada desde el inicio, sino se obtiene como un “trabajoso y laborioso desarrollo cultural de cada niño en el seno de la familia”. Esto no niega que no haya hombres que más conflictivamente denoten una homosexualidad latente, pero no es clínicamente el acto sexual anal el preferido por ellos.

-Hay mujeres que declaran sentir más placer con esta práctica que la vaginal ¿Eso puede ocurrir, es normal?
Hay mujeres, las menos, que experimentan el coito anal como más satisfactorio o tan placentero como el vaginal. En esto hay que decir que desde la explicación psicoanalítica es probable que en ellas haya una mayor cantidad de fijaciones libidinales en esta zona (que es parte del trayecto de desarrollo de todo niño y que ocurre más o menos entre los dos y cuatro años). El placer obtenido así por estimulación de esta zona entonces activa fantasías inconscientes de esa edad y aumenta la sensación de placer. Eso no significa que las otras zonas estén menos “placerizadas”, sino que ésta se experimenta con especial énfasis.

-¿Qué podrías decirle a las personas que quieren y no se atreven?
La exploración de cualquier tipo requiere confianza. Esto significa que para algunos se necesita crear estos sentimientos y sensaciones de confiar en la relación y en sí mismo. Esto no se obtiene de la mañana a la noche y a veces se necesita paciencia y seguridad por un largo período. La recomendación es hacer lo que yo quiero, no lo que el otro quiere que yo haga. Si lo hago exclusivamente por complacer al otro y no tomo en cuenta mis necesidades, esto va traer consecuencias temprano o tarde.

-¿Es muy importante el tamaño del orificio anal de la mujer?
Salvo que haya un problema anatómico el orificio anal es bastante universal en sus funciones, dimensiones y actividades. Esto significa que no hay demasiada diferencia entre unos y otros. Sin embargo hay personas más hipertónicas y otras más hipotónicas, es decir que tienen una tensión mayor en el esfínter, lo que puede producir dolor exacerbado.

¿Y el tamaño del pene es importante?
En general, su dimensión va a ser determinante para el disfrute: a mayor o menor tamaño, mayor o menor dificultad y más o menos dolor.

Para una práctica de sexo anal segura:

-Jamás practicar coito anal sin el consentimiento del otro (a).

-Usar en general lubricantes para facilitar el coito.

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-Usar preservativos para evitar contaminación del hombre.

-Nunca tener de inmediato coito vaginal sin antes un aseo prolijo del hombre y la mujer.

-Dilatar adecuadamente el esfínter anal en los inicios, utilizando la dilatación con un dedo.

Los peligros habituales:

-Contaminación fecal vaginal e infección de la vagina

-Fisuras o lesiones del esfínter anal

-Riesgo de hepatitis, VIH u otras infecciones sexuales (condilomas por ejemplo.)

-Infecciones urinarias y prostatitis en el varón

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