«La arepa será la nueva comida china», apunta Alejandro Osuna, un chef caraqueño en Buenos Aires, mientras rellena con asado negro uno de esos célebres panes de maíz venezolanos.
La receta no es tradicional: en su restaurante, Kombinaciones, en el boyante barrio porteño de Palermo, las arepas tienen rellenos inusuales como aquella carne remojada por 24 horas en azúcar morena (o, dicho en venezolano: papelón).
Pero solo a tres cuadras, aún en Palermo Hollywood, está Miss Venezuela, otra arepera decorada con latas de cerveza venezolana y fotos de reinas de belleza donde sí sirven las tradicionales Reina Pepeada (aguacate, pollo, mayonesa) y Pabellón Criollo (carne mechada, plátano, queso, fríjoles negros).
«La arepa está en boom», dice Ana Pisani, una venezolana que emigró hace 6 años a la capital argentina y es cofundadora de «Locos por las arepas», una página de internet que mapea 446 areperas en 46 países. Y contando.
Hace 20 años era difícil pensar en una arepera fuera de Venezuela, donde prácticamente hay una en cada cuadra, carretera o pueblo.
Pero hoy se ven no solo en la principales ciudades de destinos de emigrantes venezolanos –Bogotá, Miami, Madrid, Panamá–, sino también en Tokio, Ciudad del Cabo o Abu Dabi.
En Baltimore, Estados Unidos, la arepera White Envelope ha ganado premios de gastronomía con arepas rellenas de preparaciones libanesas o veganas, entre otras.
En pleno canal del este de Londres, una de las zonas más sofisticadas de la capital británica, la gente hace hasta una hora de fila para comer las arepas de Arepa & Co, donde venden cada una a 8 libras (US$10).
En Pingtung, una zona turística en el sur de Taiwán rodeada de parques, montañas y playas, un pequeño busecito con grafitis vende arepas venezolanas bajo el nombre de Pachamama.
«Cuándo llegué a Estados Unidos, en 2006, solo había areperas en Miami», dice Alejandro Puyana, un joven escritor venezolano que reseñó su sorpresa sobre el esparcimiento de las areperas en un artículo que han recogido varios medios anglosajones.
«Pero ahora incluso amigos que no saben nada de Venezuela comen arepa en pequeños pueblos del país», señala.
Según la Dirección de Migraciones de Argentina, por ejemplo, en 2015 la cantidad de venezolanos radicados aumentó 120% y en 2016, 140%. Se estiman 30.000 venezolanos en Argentina.
En Chile, donde hay casi 10.000, de acuerdo al Ministerio del Interior, la cantidad de visas de permanencia definitiva creció 600% entre 2005 y 2015.
Según el centro de estudios Pew, en Estados Unidos hay 225.000 venezolanos, de los cuales el 60% llegó en la última década.
«Hemos salido en masa (…) Y lo primero que hacemos cuando llegamos a un país nuevo es ver dónde podemos comer una arepa», dice Pisani, de «Locos por las arepas».
«El venezolano intenta colonizar, mostrar lo bueno de su país y para eso una puerta de entrada es la arepa», explica.
Y pone de ejemplo una costumbre muy usual de venezolanos en el exterior: invitar a sus amigos extranjeros a comer el plato con el que crecieron.
Además, el contexto ha ayudado: «Mientras nosotros hemos llegado con la cultura de la arepa, el mundo está necesitado de productos sanos, versátiles y, sobre todo, gluten-free (sin trigo) como la arepa».