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Cuando escuchamos a los voceros del Gobierno hablar pareciera que es inminente la invasión de los marines norteamericanos, que los aviones de bombardeo están a minutos de Caracas y que ya zarparon los acorazados de los puertos militares de los EEUU.
No obstante, pareciera que nada de eso es así. El escándalo suscitado por el decreto sancionatorio que el Gobierno estadounidense firmó y ejecutó en contra de funcionarios del madurismo no implica para nada una toma armada de nuestro territorio.
Lo que sí parece una guerra son las diferentes situaciones que se están presentando a lo largo y ancho del país en medio de las colas interminables para la compra de los productos de primera necesidad que se encuentran desaparecidos.
En las colas de los Bicentenarios, Mercal y Pdval se han presentado, lamentablemente, episodios de violencia y de anarquía que son más alarmantes que los incesantes llamados de alerta del régimen con relación a la supuesta y ya inventada invasión gringa en la nación.
La crisis de seguridad nacional que se está viviendo en la república sí parece una guerra, el número de fallecidos diarios a manos del hampa es superior a cualquier campo de batalla en medio de la más criminal de las guerras.
Mientras el hambre y la inseguridad hacen estragos en una guerra que tiene como única víctima la paz y la vida del pueblo venezolano, el Gobierno se aferra a un discurso irónicamente nacionalista a la vez que se sigue arrodillando a las pretensiones geopolíticas de La Habana.
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La guerra real, señores del Gobierno, es contra la delincuencia que consume la existencia de nuestros jóvenes y trabajadores cotidianamente, La guerra es contra la escasez de comida, medicamentos y repuestos que amargan la vida a los más necesitados.
La batalla que se tiene que dar no es contra el imperio sino contra la indiferencia de aquellos que no les importa que nuestras amas de casa hagan periplos por doquier y se peleen entre ellas por un paquete de arroz o de harina.
Quiero expresarles a quienes se encuentran en el gobierno, que la única invasión que estamos viviendo en Venezuela es aquella que se está llevando adelante en Guyana, país que descaradamente y con la complicidad silente y permisiva del régimen, está despojando a la nación del territorio del Esequibo y del Delta del Orinoco.
La Guerra inminente señores no es con los norteamericanos sino con los hampones que día a día ganan terreno bajo un sistema de complicidad e impunidad que es incapaz de ponerle un coto definitivo al caos de inseguridad que azota al país.
Si ustedes quieren en verdad defender la soberanía nacional no estén recolectando firmas contra Obama, sino que emprendan acciones determinantes de respeto e integridad nacional con relación a los guyaneses. ¡Allí sí los apoyaré!
Por Simone Augello