Ciertos cambios en la flora intestinal están vinculados al desarrollo de diabetes, tal cual han identificado investigaciones recientes. También serían responsables de otras enfermedades como la obesidad, artritis reumatoidea, esquizofrenia, asma y depresión entre otras patologías.
No se sabe a ciencia cierta si las modificaciones son previas a la enfermedad o su consecuencia, lo cual es motivo de estudio y en el futuro permitiría revertir estas alteraciones en la salud.
Los detalles al respecto fueron la ponencia de la invitada especial a las VII Jornadas Regionales de Diabetes en Otoño, la médica clínica, especialista en enfermedades metabólicas y obesidad, María Marta Aranda.
En una charla con Los Andes destacó que “es un tema novedoso, una noción nueva y bastante desafiante”. Para graficar cuánto, dio como ejemplo que “hasta se plantea el trasplante de materia fecal lo cual es un desafío para la mentalidad de cualquier científico y ni hablemos de lo que implica para la gente común”.
Estos hallazgos datan de los últimos diez o doce años y tienen como objeto al colectivo de microbios que se alojan en el intestino y que se denomina microbiota intestinal.
Los gérmenes vuelven a tener un rol protagónico gracias al avance de la tecnología aplicada a la ciencia que favoreció el abordaje transdisciplinario, es decir de manera conjunta desde diferentes especialidades médicas. Esto ha permitido ver factores de riesgo que ya existían pero que eran invisibles, “es abrir los ojos hacia un tema que antes no veíamos”, explicó.
Desde su punto de vista “lo llamativo de todo esto es que disciplinas que parecían tan alejadas una de la otra como la microbiología y la inmunología ahora deben trabajar de manera conjunta para analizar un proceso muy complejo”.
Aunque todavía no hay estrategias terapéuticas definidas, hay evidencia de que pacientes con diabetes tipo II y obesidad tienen bacterias en el intestino diferentes a las de las personas sanas. También han podido identificarse los mecanismos por los cuales producen enfermedad. “Estos son los pasos iniciales para desarrollar una terapéutica orientada”, destacó la médica correntina.
La dieta
Sobre este tema todavía hay mucha tela que cortar y falta un tiempo para que las investigaciones permitan desarrollar productos farmacéuticos que apunten a una readaptación de la microbiota.
Hasta el momento se han realizado estudios preclínicos en animales, pero que no cuentan con el aval científico para ser extrapolados al ser humano.
En esos casos se ha encontrado que el cambio de las bacterias fue previo al desarrollo de la diabetes tipo II e incluso de la diabetes tipo I. Por otra parte, avanzar en este campo permitiría prevenir el avance de otras patologías crónicas asociadas a las mencionadas
“Los científicos están planeando encapsular bacterias para cambiar hábitos alimentarios en personas obesas”, detalló Aranda.
Es que entre los diversos aspectos que influyen en la flora, la alimentación tiene un rol fundamental. Por eso, se reconoce el valor terapéutico que tienen algunas dietas: como en la mayoría de los casos serán beneficiosas aquellas con mayor proporción de frutas y verduras, en este caso particular las que incorporen también más fibras y reduzcan las grasas saturadas, con agregado de grasas insaturadas como el aceite de oliva.
La profesional explicó que se está logrando manipular esta microbiota a través de algunos programas alimentarios que modifican la obesidad, la diabetes o la resistencia a la insulina.
Este panorama abre el abanico al mercado de productos alimentarios. Una opción es la suplementación con probióticos (bacterias ya vivas contenidas en el alimento como las de los yogures) y con prebióticos (nutriente que se coloca en la comida y que funciona como alimento para el germen que es necesario desarrollar y que tendrán efectos benéficos). Un escalón más allá son los desarrollos de simbióticos, una asociación de los dos anteriores.
En la Argentina se están haciendo investigaciones sobre este tema. Particularmente en Tucumán donde se ha estudiado vinculado, no tanto a enfermedades metabólicas, pero sí probióticos y prebióticos en función de la prevención del asma bronquial y patologías del tubo digestivo.
Plagados de gérmenes
Según detalló la especialista durante su disertación, el ser humano nace sin gérmenes, pero ni bien llega al mundo comienza a ser colonizado.
Durante la adolescencia aparecen especies nuevas para luego de ella alcanzar un grado de estabilidad en cuanto a la microbiota.
“Cerca de 90% de nuestras células son bacterias» especificó y señaló que la mayor diversidad de estas implican mejor estado de salud. Como cada individuo es único también lo es el «menú» de gérmenes que contiene, el cual se verá modificado si se encuentra en situación de salud o enfermedad, aunque se desconoce qué es lo que ocurre primero.
Tampoco hay certezas pero se sospecha que el genoma de cada sujeto puede estar involucrado en la determinación de qué gérmenes lo colonizan, como prueba de ello, personas convivientes (es decir en un mismo ambiente y con dieta probablemente compartida) sólo han demostrado 10% de similitud.
Los gérmenes tienen diversas funciones positivas dentro del cuerpo humano: los microbios del intestino ayudan a digerir ciertos alimentos, extraer nutrientes y energía que no se podría de otra manera; antagonizan la presencia de bacterias potencialmente patógenas para que no lleguen a la sangre e intervienen en la educación del sistema inmunológico (ayudan a su maduración).
La capacidad que tienen de extraer energía, de regular el proceso inflamatorio y la acumulación de grasas es lo que más interesa a quienes estudian su asociación a los procesos metabólicos.
Buenas expectativas
Bajo el lema “Nuevos Horizontes para un camino superador”, Mendoza fue escenario de las VII Jornadas Regionales Diabetes en Otoño. “Se están planteando avances permanentes en tratamiento, diagnóstico y prevención que abren un espectro que permitirá mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes”, subrayó el presidente de la Sociedad Argentina de Diabetes Capítulo Cuyo, Raúl David.
Esto tiene que ver con avances científicos y con los cambios legales a partir de la Ley de Diabetes que ha mejorado el acceso a los insumos para tratamientos.
También hay más concientización entre la gente y el equipo médico en cuanto a detección y cuidados necesarios. Aclaró que actualmente la vida de un paciente con diabetes puede ser plena y no implica discapacidad, pero lograr que sea de buena calidad implica un acuerdo entre el paciente y el médico y dependerá de las medidas que tome el primero y la adherencia al tratamiento del segundo.
La aparición en 2014 de 4 nuevas drogas ha sido otra de las buenas nuevas en este ámbito.
Fuente [Losandes.com.ar]