Daniel Rodríguez, el joven asesinado, se iba de Venezuela este lunes 22 de mayo

Daniel Rodríguez, el joven asesinado, se iba de Venezuela este lunes 22 de mayo

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Aunque nació en la ciudad de Caracas, se sentía “gocho”, pues con tan solo seis años de edad llegó con su mamá y hermano a vivir en Santa Ana, municipio Córdoba del estado Táchira. El estudiante de primer año de derecho de la Universidad Católica del Táchira (Ucat), cumplía 18 años de edad en diciembre de este año y soñaba con una Venezuela libre en la que pudiera trabajar, ayudar a su familia y tener la suya propia.

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El jueves 18 de mayo decidió salir de su casa en horas de la tarde junto a un primo para apoyar a los vecinos que buscaban resguardarse de grupos armados en motocicleta que estaban rondando varios sectores de Santa Ana. Minutos después recibió un impacto de bala en la parte de atrás de la cabeza, que le salió por la frente y le quitó la vida posteriormente en el Hospital Central de San Cristóbal.

Familiares y amigos lo describen como una persona alegre, el “dueño de la fiesta”, como un soñador compulsivo que siempre creía que algo mejor llegaría. El lunes viajaba a la ciudad de Bogotá, en Colombia, para buscar nuevas formas de vida mientras bajaba un poco la marea en el Táchira, pues las clases en la Ucat estaban suspendidas y él quería ir trabajando y formándose para ayudar a su mamá, con quien vivía.

Fue el mejor estudiante de su clase en el colegio, y ahora también lo era en la universidad. Contaba con el apoyo de su hermano, de 28 años edad, para que cubriera los costos de la casa de estudios, pues este soñaba con verlo graduado como Abogado de la República.

“Nos recibía con una sonrisa”

Marles Rosales era la mejor amiga de Daniel; lo consideraba su hermano. Planeaba irse con él del país más adelante, para forjar un futuro y luego volver a Venezuela a ayudarla a salir de la crisis. Lo recuerda con la sonrisa que siempre tenía en el rostro, y con la cara de felicidad con la que la recibía cada vez que se encontraban.

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“Tan lindo que era, con la sonrisa que siempre nos llegaba a recibir; era el alma de una fiesta, y no puedo creer que ahorita esté en una morgue. Eso le parte a uno el corazón; quisiera que esto fuera una pesadilla. Daniel era un niño bueno, no se metía con nadie; ellos le arrebataron la vida y ¿dónde está el Gobierno?, feliz, y la familia ahora llorando”.

“Era mi héroe”

Enrique Rodríguez es el hermano mayor de Daniel Rodríguez. Tiene 28 de edad y trabaja en una barbería. Lo veía como su héroe, porque estudiaba, quería trabajar y era el mejor en todo, por eso lo apoyaba económicamente en lo que pudiera.

Lo describe como el tío amoroso de sus 3 hijos, y como la persona que lo llenaba de alegría, ternura y sencillez. “Era mi amigo, mi pana, mi costilla, era una persona que si yo estaba molesto, me calmaba. Era extrovertido, estudioso, aprendido, carismático, cariñoso. Quería ser como él, porque era el mejor. Lo amo con todas las fuerzas de mi alma”.

Expresa con tristeza que tres días antes de irse del país una bala le cegó la vida. Ya tenía listos sus papeles y estaba preparando todo para llevarse lo que pudiera meter en las maletas.

Denuncia que en Santa Ana del Táchira los tienen sometidos y que después de las 2 de la tarde no pueden salir. “No están matando en Santa Ana, nos tienen azotados, la gente no hace nada. Mi hermano iba a ser abogado y lo matan de un tiro en la cabeza que no merecía, porque era tremendo estudiante. Yo trabajaba y lo ayudaba. La policía no hizo nada; lo dejaron tirado. Donde le dispararon los motorizados duró 10 minutos en La Cruz de La Misión; no había policía, no había nada. No podíamos pasar porque había barricada, había colectivos, tipos armados en la calle principal. Hasta que no se fueron no pudimos salir”.

Relató que lo trasladaron en un carro particular a las 10 de la noche hacia el CDI de Santa Ana, tumbando las barricadas que encontraban a su paso. La ambulancia llegó a las 12 de la noche, explicando que no había médicos ni bomberos y que no los dejaban pasar, por lo que está seguro de que lo dejaron morir.

Llegó al primer centro asistencial del estado Táchira con signos vitales, pero falleció a los diez minutos. “Fue un tiro de bala en la frente. Van a decir que eran malandros, pero nos tienen azotados desde hace una semana 20 motorizados en Santa Ana; empistolados, encapuchados, se pasean por todas las calles y los policías no hacen nada”. El Pitazo.

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