Los retos se colocan para ser vencidos y más aún si son impuestos por el régimen a través de un CNE manipulado o no. Este 16 de julio, simplemente no pudieron con la voluntad de muchos, con la decisión de ir a un proceso independiente y amparado además, aunque digan que no, por la propia Constitución. Se efectuó la consulta soberana y allí están los resultados: 7.535.259 venezolanos acudieron al llamado, sin presiones, con muchísimas mesas de votación menos que en una jornada electoral normal, sin campaña masiva y sin embargo, se manifestaron. Desde mi punto de vista y respetando todos los análisis que son igualmente válidos, la actividad del 16J fue un éxito.
Sin embargo, a pocas horas de transcurrida la consulta popular, quiero referirme a la sensación de libertad que se sintió durante la jornada. Para algunos fue algo indescriptible; un proceso organizado sin CNE, sin Plan República, sin el acoso de militares armados o funcionarios del ente electoral que todo lo prohíben o controlan, que me lleva a pensar en la famosa obra “1984”, novela política de ficción, escrita por George Orwell en el año 1949.
Lo notorio de lo que les describo, tiene que ver con que en la novela, el autor introduce el concepto del omnipresente y vigilante Gran Hermano o Hermano Mayor, que todo lo observa y controla desde la notoria habitación 101, de la policía del Pensamiento y de la neolengua que actúa con fines represivos, basándose en el siguiente principio: “Lo que no está en la lengua, no puede ser pensado”.
La novela describe los regímenes totalitarios. Para la época en que Orwell desarrolló “1984”, la Unión Soviética tenía más de dos décadas abrazando el stalinismo como modelo. Y sin efectuar profundos análisis, existen muchísimas similitudes con el modelo autoritario que el mal gobierno chavista – madurista ha tratado de implementar en nuestro país.
Orwell, de manera brillante, expone en el libro cómo Oceanía era regido por El Gran Hermano, el partido único que lo controlaba todo utilizando el aparato propagandístico para infundir confianza y temor en la población, y a su vez se apoyaba en cuatro ministerios:
El Ministerio del Amor (Minimor), que se ocupaba de administrar los castigos y la tortura.
El Ministerio de la Paz (Minipaz), que se encargaba de todos los asuntos relacionados con la guerra y además procuraba que la contienda fuera permanente.
El Ministerio de la Abundancia (Minindancia), que se encargaba de los asuntos relacionados con la economía y de conseguir que la gente viviera siempre al borde de la subsistencia mediante un duro racionamiento.
Y el Ministerio de la Verdad (Miniver), que manejaba la ideología, manipulando o destruyendo documentos históricos de todo tipo para coincidir las evidencias del pasado con la versión oficial de la historia, mantenida por el Estado.
Seguramente muchos dirán “cualquier parecido con nuestra realidad es pura coincidencia”. Pues cada quien juzgue lo conveniente, lo que sí es cierto sin duda es que en la jornada del 16J, la voluntad de muchísimos venezolanos triunfó ante el constante acoso del oficialismo, de ese CNE que parece que todo lo controla, todo lo ve. Eso quedó expuesto.
En conclusión, aquí lo que quedó demostrado es que existe una inmensa mayoría de ciudadanos que está comprometida con que se adelante el cambio político que el país requiere para enrumbar a Venezuela en la dirección correcta.
Por otra parte, debe haber en el futuro un nuevo enfoque en cuanto a los procesos electorales, que tendrá que pasar por ajustar y modificar normas y leyes, y fundamentalmente, acabar con el súper control y el abuso de organismos para con los ciudadanos en un proceso que debe ser muy natural.
Finalmente y volviendo a la novela en cuestión, les dejo una opinión del propio autor, en la que Orwell dijo lo siguiente: “Yo no creo que el género de sociedad que describo vaya a suceder forzosamente, pero lo que sí creo es que puede ocurrir algo parecido, también creo que las ideas totalitarias han echado raíces en los cerebros de los intelectuales en todas partes del mundo y he intentado llevar estas ideas hasta sus lógicas consecuencias”. Sin duda tenía razón, así de simple y sencillo.
Reinaldo J. Aguilera R. / Coordinador Nacional Electoral Adjunto de Primero Justicia
@raguilera68