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Quizás para describir la belleza del Parque Nacional Mochima, declarado como tal el 19 de diciembre de 1973, nos hagan falta palabras. No es igual leer e imaginarse la hermosura de tan reconocidos parajes 
naturales como la inmensa satisfacción que se siente cuando se disfruta personalmente de esas 94,935 hectáreas de extensión marina pertenecientes al Mar Caribe que orgullosamente posee nuestro país, entre los estados Anzoátegui y Sucre.
El Parque Nacional Mochima es uno de los destinos turísticos más deseados de Venezuela. Son distintas las maneras de acceder al lugar.
Se puede llegar por tierra haciendo el viaje en automóvil, por mar abordando un peñero, o navegando en su propia lancha si usted tiene la dicha de poseerla.
Sus hermosas playas de arenas blancas unas, plateadas o coloradas las otras, con aguas tan cristalinas que pueden competir con cualquier otro lugar del mundo y salir airosas, y con paisajes marinos extremadamente bellos, deleitan a todos aquellos venezolanos y visitantes venidos de otras tierras que eligen visitarlas.
En esta extensión costera resaltan el Archipiélago de La Borracha, las Chimanas, El Faro, La Picúa, Isla de Plata, así lo dice el color de su arena, Conoma, Conomita, Ña Cleta, Arapito, Playa Colorada, famosa por su arena de color casi rojizo, La Piscina, Arapo, Santa Fe, Playa Blanca, Manare, Las Canoas, Tacuarumo.
Estas dos últimas, aún vírgenes, parecen una la copia de la otra solo que en la primera no hay ni una matica donde guarecerse del sol mientras que la otra si tiene varios árboles ideales para estos fines. Debemos tener cuidado con sus frutos porque algunos son venenosos.
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De vegetación exuberante, en Mochima se consiguen helechos y orquídeas. En la zona baja hay iguanas, conejos, lagartos negros, serpientes, pelícanos y tijeretas. Y por si fuera poco sirve de santuario de los delfines que abundantemente se consiguen en ciertos espacios donde hay cardúmenes de sardinas.
Con su gracioso andar, en manadas acompañan las embarcaciones y cuales danzarines con sus divertidas piruetas se convierten en delicia de grandes y chicos.
Aquí se consiguen barcos hundidos y profundidades misteriosas de donde emanan burbujas de aire, como si algún buzo respirara con su bombona de oxígeno, pero que salen de adentro de las piedras sin explicación alguna constituyendo todo un misterio para los submarinistas.
Son aguas geotermales, por ello su calidez, algunos dicen que son “aguas volcánicas”. Sin embargo esto no le quita nada al hermoso color turquesa, en ocasiones de otros tonos de azules que igualmente le dan un colorido espectacular.
Cuidemos nuestro Parque Nacional Mochima, preservemos el ambiente y no arrojemos desperdicios al mar. La fauna marina y la humanidad nos lo agradecerán.
Por: Gliceria Gil / @Glimargica