Energía positiva y 100% actitud: él perdió todas sus extremidades y aún le sonríe a la vida - Lea Noticias

Energía positiva y 100% actitud: él perdió todas sus extremidades y aún le sonríe a la vida

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La vida de Alex Lewis y su familia cambió por completo tras sufrir una grave infección. En el transcurso de unas pocas semanas a finales de 2013, Alex Lewis pasó de ser propietario de un pub a ver cómo le amputaban sus cuatro extremidades. Sin embargo, describe ese año como el mejor de su vida.

«Hay días en los que me levanto y me duele el hombro, o mis muñones están irritados. Pero sigo mirando hacia adelante», explica Alex Lewis. Además de perder sus extremidades, Lewis también se quedó sin labios y sin nariz. Los cirujanos han conseguido extraer piel de su hombro e inyectarla en sus labios.

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Lewis bromea con que parece un personaje de la serie «Los Simpson». El optimismo del que Lewis, de 34 años, ha hecho gala durante el último año ha sido extraordinario para sus seres cercanos.

Él dice que es más feliz ahora que antes de su enfermedad. Aunque a muchos les cueste creerlo, dice que le han pasado grandes cosas.

«Me ha hecho pensar de forma distinta sobre ser padre, ser pareja y ser humano», explica.

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También ha creado una organización benéfica con su nombre, la cual le da impulso para ayudar a los demás.

Infección peligrosa

A pesar de su actitud positiva, no puede hacer muchas de las cosas que le gustaban, como cocinar y jugar golf.

Y él y su pareja, Lucy, perdieron el pub que gestionaban.

En noviembre de 2013, Lewis pensó que tenía gripe. Pero cuando vio que tenía sangre en su orina y que su piel estaba manchada y amoratada, se dio cuenta de que era algo más serio.

Resultó ser una infección estreptocócica de tipo A que hizo que lo trasladaran a toda prisa al hospital en Winchester, Reino Unido, el 17 de noviembre de 2013.

La infección penetró en sus tejidos y órganos y propició el envenenamiento de su sangre, o sepsis, que supone un riesgo vital y causa fallo multiorgánico.

La piel de sus brazos y piernas y de parte de su cara se puso negra y gangrenosa.

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Para su familia y amigos, que se mantuvieron a su lado todos los días mientras él estaba conectado a una máquina de soporte vital, verle así fue traumático.

Pero a su hijo Sam, que entonces tenía tres años, le parecía simplemente que la cara de su padre estaba cubierta de chocolate.

Sin emociones

Las extremidades infectadas de Lewis empezaron a envenenar su cuerpo y, en cuanto pudieron desconectarlo de la máquina de soporte vital, le dijeron que había que amputarle el brazo izquierdo por encima del codo.

Dice que no sintió tristeza ni ninguna emoción porque los médicos se circunscribieron a los hechos. «Me dijeron que el brazo me estaba matando, así que había que eliminarlo», dice.

A pesar de todo, no estaba fuera de peligro. Sus piernas, también dañadas, habían empezado a envenenar el resto del cuerpo y Lewis pasó por dos nuevas operaciones en las que le amputaron las dos piernas, con lo que se quedó con solo su brazo derecho.

Aunque también estaba dañado, los médicos pensaron que había posibilidades de salvarlo. Lograron reconstruirlo tras una operación de 17 horas y media la Nochebuena de 2013.

Pero resultó que el daño era demasiado grave y, una noche, mientras dormía, Lewis se dio la vuelta y rompió en dos el brazo.

«Mi mano estaba colgando del codo», dice. Su pareja, Lucy, estaba devastada. Pero a Lewis no le importó tanto.

«No tiene sentido esperar cinco años para conseguir volver a utilizar tu brazo», dice. «Creo que, psicológicamente, hubiera sido mucho más prejudicial esperar todo ese tiempo y luego perderlo».

Con sus cuatro extremidades amputadas, Lewis tuvo que aprender a vivir su nueva vida.

Aprender a andar

Ya no podía levantarse, ducharse y vestirse por la mañana, así que se tuvo que acostumbrar a tener un cuidador una vez al día.

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Lewis dice que el injerto que le hicieron en los labios le hace parecer un personaje de «Los Simpson».

Pero lo primero era aprender a andar.

Comenzó un curso de 10 semanas para aprender, pero sorprendió a todo el mundo al comenzar a caminar a las dos semanas gracias a dos prótesis.

Lleva casi tres meses caminando con ellas y dice que está haciendo grandes progresos, pero las sigue encontrando raras.

«Subir escaleras es difícil porque son cortas», dice, «y andar sobre distintos terrenos es difícil».

Ha decidido utilizar también prótesis para los brazos con ganchos. «Pruebo lo que es mejor y luego me hago a la idea», dice.

Con las prótesis puede hacer cosas como abrir una nevera, agarrar una bebida o abrir una bolsa, algo que no es posible si solo utiliza sus muñones.

Dice que todavía siente que está viviendo en un mundo de sueños y que todo le parece «un poco ajeno».

Verse en el espejo se le hace raro, porque el cuerpo al que estaba acostumbrado, tras 33 años, ha cambiado hasta hacerse irreconocible.

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«Puede ser triste, pero simplemente pienso que es increíble lo que es capaz de superar el cuerpo humano», dice.

Fuente [Bbc.co.uk]

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