A primera vista, el restaurante Girasoli, en Roma, es una pizzería común y corriente. Pero si uno se fija con más detenimiento percibirá que hay algo en él que lo distingue completamente del resto. Y es que en esta trattoria italiana todos los meseros tienen una peculiaridad: padecen síndrome de Down.
El restaurante abrió sus puertas en 2000 con dos objetivos principales: satisfacer a sus comensales y brindar a las personas discapacitadas la oportunidad de trabajar en un entorno amigable. Fue inaugurado por familiares de personas con este síndrome, quienes se juntaron para fundar un proyecto que diera trabajo a sus hijos. Y, ¿qué mejor que un restaurante para lograrlo?
Todos los meseros reciben sueldo, y trabajan en promedio cuatro días a la semana. Trabajar les ayuda a darles mucha autonomía y satisfacción, pues les permite hacer cosas por su cuenta. Éste es, por supuesto, un elemento clave para los clientes que acuden con frecuencia a comer al restaurante.
Tal ha sido el éxito de Girasoli que sus dueños ya planean abrir otra sucursal pronto.
[Fuente: vidayestilo.terra.com]