Ya todos conocen las consecuencias de no tener una buena higiene bucal, la consecuencia es terminar en el consultorio del dentista con una caries que necesitará ser limpiada y obturada o rellenada. ¿Pero qué hacia la gente que tenía caries y dolor de dientes hace miles de años?
Científicos de Italia pueden haber descubierto la evidencia más antigua de una reparación dental hecha por un humano.
Un estudio publicado en el portal médico PLOS One difunde el descubrimiento de una obturación con cera de abeja hecha en el canino izquierdo de un hombre de Eslovenia que vivió hace 6,500 años. La mandíbula que contiene la reparación se encuentra en el Museo de Historia Natural de Trieste en Italia.
"Era extremadamente difícil para alguien identificar el trabajo del dentista a simple vista o con herramientas sencillas", dijeron Federico Bernardini y Claudio Tuniz, los coordinadores del estudio en un correo electrónico para CNN.
"En efecto, la mandíbula permaneció en el museo por 101 años sin que nadie se diera cuenta de que había algo extraño en el diente", dijeron.
La cera de abeja en la superficie del diente fue descubierta por casualidad mientras los científicos estaban probando sus métodos analíticos. Estimaron la edad del material con un acelerador de iones.
El estudio concluyó que la cera de abeja fue aplicada en el diente poco antes o después de la muerte del hombre. Si la persona estaba viva cuando el diente fue reparado, con la cera de abeja esperaban aliviar la sensibilidad del diente, resultado de la exposición de la dentina o el dolor al masticar con un diente quebrado, escribieron los autores del estudio.
Bernardini y Tuniz señalaron que la práctica dental más antigua descubierta se realizó hace 9,000 años y la evidencia fue encontrada en un cementerio de Pakistán, pero hasta este momento no se había encontrado prueba de una obturación de dientes.
Este nuevo descubrimiento es "la evidencia más antigua de una práctica dental durante el neolítico en Europa y el ejemplo más recientemente conocido sobre una obturación dental", escribieron Bernardini y Tuniz.