Las personas divorciadas que se vuelven a casar «forman parte siempre de la Iglesia», por lo que no deben ser tratados como excomulgados, dijo este miércoles el papa Francisco.
El pontífice recordó que el divorcio va en contra de los preceptos de la religión católica, pero aseguró que «es necesaria una fraterna y atenta acogida, en el amor y en la verdad, hacia los bautizados que establecieron una nueva relación tras el fracaso de un matrimonio sacramental».
Las declaraciones de Francisco, hechas en vísperas del sínodo dedicado a la familia que se celebrará en octubre, no son nuevas. En junio, declaró que en ocasiones la separación de las parejas es inevitable o incluso «moralmente necesaria».
Divocio: Un tema espinoso para la iglesia
Para los católicos, es imposible disolver un matrimonio religioso y las personas que contraen segundas nupcias son consideradas infieles, por lo que no pueden recibir los sacramentos. Sin embargo, la excomunión es una sanción más dura, ya que los excluye de la comunidad.
La apertura a las personas divorciadas ha generado divisiones en la iglesia, al igual que el de la admisión de los homosexuales y las uniones civiles.
El año pasado, un primer sínodo sobre la familia tocó esas cuestiones. Se espera que se retomen este octubre, cuando un grupo de altos religiosos se reúnan nuevamente para emitir recomendaciones a Francisco sobre el documento de la familia que emitió en junio.
El texto plantea una apertura eclesiástica hacia los diferentes grupos de personas, así como un «camino de penitencia» que permita a los divorciados volver a casarse.
Fuente: [AFP]