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La conseja popular reza: "no expliques porque enredas", válida en todos los casos donde es muy visible que alguien no tiene la razón en un acontecimiento determinado. Pero sobran quienes no prestan atención a ella y que por el contrario se ponen necios chocando de nuevo con la misma piedra, vendiendo una versión distinta de lo sucedido. Es el caso del Coyote falsificando lo que realmente pasó en la patética cadena de Guayana, donde los trabajadores le dieron en la madre y lo pusieron contra las cuerdas.
En la intimidad los reclamos y gritos del Coyote fueron directos contra Jaua, Maduro y Giordani. A cada quien le dio lo suyo por sus distintos grados de culpabilidad en el bochorno sufrido por el Amo. En público el precio del ridículo pagado se lo cobró a Rizarrita con lo de la falta del "audio" y la "falla eléctrica".
No obstante, lo cierto es que el Coyote se dio un inmenso culazo tratando de "pacificar" a trabajadores que una vez le fueron fieles. Los obreros de Guayana saben distinguir entre el cerro de paja de la teoría revolucionaria sobre la clase obrera y sus aspiraciones a un mejor nivel de vida. Ya son muchos los años de maltratos "revolucionarios" con la no firma de sus contratos colectivos, el desconocimiento de reivindicaciones, la extensión de la "tercerización", la inestabilidad laboral y la persecusión a la disidencia.
Nadie le come al Coyote el discursito manipulador de "irreverencia en al discusión y lealtad en la acción".
Hay una Guayana irreverente, igual al resto del país, que el próximo 7 de octubre se encargará de pasarle la factura correspondiente a estos 14 años de incapacidad, corrupción y oprobio. El Coyote lo sabe, lo siente, lo huele pero se niega a admitirlo, por eso seguro que en cualquier otro lugar y momento repetirá su necedad "yoista" de Guayana.
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Por: José Luis Farías / @fariasjoseluis