Previo al lanzamiento del primer iPhone el año 2007, Apple estaba en negociaciones con Intel para incluir alguno de sus chips al interior del primer teléfono con la manzana mordida, decisión que pudo haber cambiado el rumbo de Intel y la industria móvil en general.
Según declaró hoy en una entrevista el CEO saliente de Intel, Paul Otellini, en el momento cuando Apple estaba desarrollando el primer iPhone y nadie sabía bien qué es lo que hacía ni cómo le iría entre los consumidores, se acercaron a Intel para comprar procesadores centrales de tecnología generación “Silverthorne” que dieran vida al smartphone, según indicó wayerless.com
Sin embargo, Otellini se dio cuenta que Silverthorne, tecnología que más tarde se convirtió en procesadores Intel Atom, estaba en pañales y costaría mucho producirla en cifras pequeñas como para cumplir con las modestas expectativas de un iPhone recién lanzado al mercado, el que seguramente no vendería mucho.
He ahí el error: el iPhone salió a las vitrinas con procesador ARM y vendió diez veces los pronósticos que había hecho Intel, cantidad suficiente que hubiera hecho rentable la producción de los procesadores Silverthorne y no un mal negocio como previó Otellini.
De haber sucedido eso la historia hubiera sido distinta. Intel hubiera enfocado en 2007 inmediatamente sus esfuerzos hacia desarrollar Silverthorne como Atom para teléfonos móviles, seguramente robándole mercado a ARM en etapas tempranas y no como está sucediendo hoy en 2013, con Intel haciendo esfuerzos sobrehumanos para hacerle algo de cosquillas a la hegemonía de ARM.
¿Falta de visión de futuro o mera casualidad?