La canciller Angela Merkel recicla su guardarropa y se pone una chaqueta de hace 20 años - Lea Noticias

La canciller Angela Merkel recicla su guardarropa y se pone una chaqueta de hace 20 años

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La canciller Merkel viene ya de serie emancipada de la condena femenina del «qué me pongo», por eso no ha extrañado a nadie que en la presente edición del Festival de Salzburgo, una cita operística en Austria a la que asiste del brazo de su marido, Joachim Sauer, aparezca luciendo una coloreada chaqueta de seda que lleva poniéndose casi 20 años. «Simpática y señorialmente con los pies en el suelo», ha juzgado la revista ‘Bunte’, que recuerda que Merkel recicla moda constantemente y que hace un repaso por los trajes de noche y ‘blazers’ de día que la canciller luce, sonriente, una y otra vez.

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Angela Merkel, en Bayreuth, este año (i) y el pasado. Lleva el mismo ‘look’.

Sería facilón caer en el error de tomar la repetición de vestuario como un síntoma de descuido o como una prueba más de la ya legendaria austeridad de Merkel. Muy al contrario, el gesto esconde una refinada feminidad y una retorcida coquetería. Que levanten la mano los lectores a los que les sigue sentando bien la ropa que vestían hace 20 años y resultará evidente a lo que nos estamos refiriendo. Recién cumplidos 60 años, sigue exhibiendo su belleza atemporal y sirviéndose de trucos como ese azul de la seda, que resalta irremediablemente el de sus ojos.

Merkel no niega su coquetería y en ocasiones se permite caprichos. Su pecado conocido son los bolsos, como el que en mayo de 2011 saltó a la fama mundial, un Longchamp naranja XXL de 310 euros. Colgado del brazo de la canciller alemana causó tal impacto que el diario ‘Bild’ contrató incluso a un psicólogo para explicar «lo mucho que un bolso revela de una mujer» y que terminó siendo, para tranquilidad de los ciudadanos alemanes, «una mujer de carácter, ganadora y con poder». El bolso llegó a acaparar la atención de tal manera que hubo de optar por retirarlo de circulación. Desde entonces suele encargarse su colaboradora y amiga personal, Beate Bauman, de hacerse cargo de su bolso momentos antes de aparecer ante la prensa.

 

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El lado más coqueto de la canciller

A Merkel no le molesta que comentemos su vestuario con más o menos picardía, aunque no deja de sorprenderle que reparemos en semejantes detalles intrascendentes. Sobrellevó con paciencia aquellas fotos robadas en bañador y sonrió al estilo Monalisa ante los comentarios sobre la generosidad de su escote cuando se puso aquel fabuloso vestido azul tinta, en la Ópera de Oslo en 2008 y que había salido del taller berlinés de Anna von Griesheim, que se había encargado de vestir a Merkel durante los años previos a su llegada a la cancillería en 2005. Este volvió a ponérselo, aunque con una cobertura un poco más recatada, demostrando su convicción de que los vestidos de noche no son de un solo uso.

En el Festival de Salzburgo ya ha repetido modelito en ocasiones anteriores y solamente se ha atrevido a criticarla por ello el diseñador alemán Karl Lagerfeld, sugiriendo que le falta imaginación, aunque reconociendo que «poco puede hacer, con el cargo que desempeña…». Según Lagerfeld, los pantalones de todo trote que suele elaborar para la canciller la modista de Hamburgo Bettina Schoenbach, que confecciona buena parte de su atuendo, «siempre están mal cortados y le quedan un poco cortos». Para desgracia de Lagerfeld, a Merkel le trae sin cuidado su opinión. Incluso es previsible que la mujer más poderosa del mundo, según insiste Forbes, termine de una u otra manera creando tendencia.

Fuente [Elmundo.es]

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