¿Para dónde va el país? Si usted hace esa pregunta en cualquier reunión familiar, con amigos o compañeros de trabajo, podrá constatar que la incertidumbre, la confusión y el pesimismo son el denominador común. En este escenario, la principal responsabilidad del liderazgo opositor debe ser marcar el rumbo, orientar al país, generar confianza y renovar las esperanzas de cambio.
Lamentablemente parte de la oposición sigue enganchada en el debate constitucional. Ello es una diatriba absolutamente estéril. El Artículo 231 o 235 de la Constitución no les dice nada a las grandes mayorías empobrecidas que sufren en carne propia la inseguridad, la escasez, el caos de los servicios públicos, la inflación y demás penurias. La legitimidad del gobierno no creo que sea la prioridad de quien tiene hambre, no tiene empleo, ni vivienda. Mucho menos debe tener interés en lo que pasa en la OEA o en el debate leguleyo sobre si debe ser Maduro o Diosdado quien supla temporalmente la vacante del Presidente. Al fin y al cabo, son caimanes del mismo pozo.
En efecto, Diosdado y Maduro son dos caras de la misma moneda, ambos son segundones en el gobierno más inepto y corrupto de nuestra historia. Uno representa al militarismo y el otro al comunismo cubano, componentes ambos de este régimen oprobioso. Los mismos chavistas excusaban a Chávez de los desastrosos resultados del gobierno, responsabilizando a «los que lo rodean», que no son otros que Diosdado y Maduro. He ahí al chavismo sin Chávez -cual zamuros- en una soterrada pero encarnizada lucha interna, sin gobernar, insultando y dinamitando la poca institucionalidad que queda, mientras el país se cae a pedazos. Ante esta tragedia ¿qué hacer, entonces?
La oposición debe seguir denunciando la entrega del país a los cubanos, la violación del Estado de Derecho y las mentiras de «los que lo rodean» pero su prioridad debe estar en sintonía con las necesidades y expectativas de la gente. Así que al mismo tiempo que hace tales denuncias, debe exigir al gobierno respuesta a los ingentes problemas del país y acompañar a la población en sus angustias, proponer soluciones y trabajar de inmediato para ganar ante la eventualidad de unas elecciones, escenario anunciado por el propio Chávez. La oposición tiene que anunciar ya su candidato ante esa “eventualidad”, algo que para una inmensa mayoría del país está suficientemente claro. ¿Por qué no lo hace? La MUD no debe perder más tiempo, Henrique Capriles tampoco.
Richard Casanova / @richcasanova