Las protestas de Hong Kong por la democracia en espera de la represión policial - Lea Noticias

Las protestas de Hong Kong por la democracia en espera de la represión policial

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Mientras esperan el desalojo por la fuerza con el que les había amenazado la Policía, las protestas de Hong Kong reclamando democracia pierden fuelle por el agotamiento de los manifestantes, que llevan más de una semana ocupando varias zonas de la ciudad. Aunque los agentes antidisturbios no han acudido aún a despejar dichos lugares, las concentraciones han menguado considerablemente en comparación con la semana pasada, cuando llegaron a alcanzar un pico de 100.000 personas, según los organizadores del movimiento democrático «Occupy Central» («Ocupar el Distrito de Central»), que aboga por paralizar el distrito financiero de Hong Kong.

Alrededor de la sede del Gobierno regional en Admiralty, principal punto de las movilizaciones, quedan un millar de estudiantes, la mayoría universitarios, cortando una avenida de ocho carriles que dirige al centro de la ciudad. Cerca de allí, una veintena de manifestaciones prosigue su sentada frente a la puerta de la oficina del jefe ejecutivo de Hong Kong, Leung Chun-ying, para exigir su dimisión. Y en las zonas comerciales de Causeway Bay y Mong Kok, ésta última al otro lado de la bahía en Kowloon, resisten varios cientos de personas. Aunque su número cayó mucho durante el día, al atardecer regresaron más simpatizantes del movimiento democrático después de salir de sus trabajos.

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Los estudiantes duermen sobre una importante avenida de Hong Kong

Paciente, el Gobierno regional espera a que las concentraciones se debiliten por el cansancio de los manifestantes y sus divisiones internas, que afloraron el domingo cuando grupos independientes desoyeron las órdenes de los cabecillas estudiantiles de abandonar los campamentos de Causeway Bay y Mong Kok para reagruparse en Admiralty. «Es cierto que la organización está siendo un poco caótica, pero es la primera vez que tiene lugar una campaña de desobediencia civil de estas dimensiones en Hong Kong», explicaba este lunes a ABC el diputado «Pelo Largo» Leung Kwok-hung, histórico luchador de las libertades democráticas en la isla. Con aspecto cansado, y bajo el intenso sol de la mañana, permanecía apostado en una tienda a las puertas de la oficina del jefe ejecutivo para bloquear su entrada en coche. «Podrá acceder al interior andando, para que así podemos decirle un par de cosas», comentaba irónico este popular político, que advertía de que «el Gobierno intenta aprovecharse del declive de las protestas» e instaba a los manifestantes a seguir cortando la avenida principal que pasa junto a su sede.

Allí, junto a varios miles de universitarios que dormían sobre el asfalto, había pasado la noche Choy Chun-yu, un estudiante de 22 años de Economía y Finanzas que llevaba toda la semana acudiendo a las protestas. Como el resto de manifestantes, temía un desalojo policial por la fuerza y había traído una máscara y unas gafas de buceo para protegerse de los gases lacrimógenos y espray de pimienta de los antidisturbios. «Siendo realista, no creo que el Gobierno chino permita lo que estamos demandando (libre presentación de candidatos en las elecciones a jefe ejecutivo de 2017), pero quiero hacer oír mi voz para que Pekín se replantee la reforma política, dimita Leung Chun-ying y la Policía se disculpe por su represión de la semana pasada», contaba consciente de las dificultades, pero sin perder el idealismo. A su juicio, «estas protestas no son una Revolución de los Paraguas en contra de China, sino un movimiento contra un sistema autocrático». Entre sus causas, destacaba la brecha generacional entre los estudiantes y sus padres, que son más conservadores y se implican menos en política al estar más preocupados por su bienestar material. «Mi madre no entiende lo que estamos haciendo. ¡Hasta me ha preguntado si me alguien me paga por venir aquí!», confesaba, un tanto decepcionado, el joven.

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Tras una jornada de tensa espera, los manifestantes democráticos de Hong Kong se reagruparon anoche en torno a su cerco a la sede del Gobierno regional mientras esperaban el desalojo por la Policía. Intentando acabar con una semana de protestas multitudinarias que han cortado importantes calles y avenidas, el jefe ejecutivo, Leung Chun-ying, les había dado de plazo hasta este lunes para levantar sus campamentos. De lo contrario, les había advertido, usaría «todos los medios necesarios».

Con esta amenaza pendiendo sobre sus cabezas, los manifestantes negocian reabrir el diálogo con el Gobierno regional, roto tras el ataque del viernes contra su campamento en Mong Kok. Como gesto conciliador, han permitido esta mañana el acceso a sus oficinas de los 3.000 funcionarios que habían acudido a trabajar al Gobierno regional, cercado por los manifestantes con vallas y barricadas.

«La pelota ahora está sobre el tejado del Gobierno», le pasó la responsabilidad a las autoridades el secretario general de la Federación de Estudiantes de Hong Kong, Alex Chow, que aguarda un encuentro con la secretaria jefe del Gabinete, Carrie Lam. A la espera de ese momento, los manifestantes que mantienen las zonas ocupadas se enfrentan a su segunda noche tras el ultimátum que el Gobierno les ha dado para marcharse. Tras las barricadas formadas con vallas de obras, sus defensores son adolescentes que prometen luchar hasta el final, pero en sus rostros infantiles se puede leer el miedo a una intervención policial. Por mucho que algunos se las tapen tras máscaras con calaveras.

Fuente [Abc.es]

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