El debate sobre si debe circundarse o no a los varones recién nacidos ha dividido a la comunidad científica durante décadas.
En Europa, donde la circuncisión se practica principalmente entre las comunidades judías y musulmanas, cada vez se cuestiona más esta práctica de extraer parte o todo el prepucio del pene.
Pero en Estados Unidos es uno de los procedimientos quirúrgicos más comunes, que se realiza principalmente durante el período neonatal.
Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado que la circuncisión forme parte de los programas de prevención de VIH en algunos países de África con altas tasas de la infección.
Ahora, por primera vez, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP), un influyente grupo que reúne a los pediatras del país, presentó sus recomendaciones sobre el tema.
Decisión familiar
La AAP convocó en 2007 a un grupo multidisciplinario de expertos a que evaluaran la evidencia científica disponible sobre la circuncisión masculina.
Los resultados de la investigación -publicada en la revista Pediatrics- muestran que “los beneficios a la salud de la circuncisión masculina en recién nacidos superan a los riesgos”.
“Además, los beneficios de la circuncisión de varones neonatos justifican el acceso a este procedimiento para las familias que así lo elijan” afirman los autores.
Entre los beneficios específicos que se encontraron, afirma la investigación, están “la prevención de infecciones del tracto urinario, de adquisición de VIH, de transmisión de algunas infecciones sexualmente transmitidas y de cáncer de pene”.
Según los autores “la circuncisión masculina no parece afectar de forma adversa la función/sensibilidad del pene o la satisfacción sexual”.
La AAP afirma que las complicaciones graves con el procedimiento “son raras”, pero señala que es “imperativo” que los que realizan la circuncisión estén adecuadamente entrenados y que se utilicen tanto técnicas de esterilidad como control efectivo del dolor.
Los estudios muestran que en general, los individuos no entrenados que realizan el procedimiento tienen más complicaciones que los que lo realizan con un buen entrenamiento, independientemente de si son médicos, enfermeros o practicantes religiosos tradicionales.
No es rutina
La Academia, sin embargo, no recomienda que la circuncisión de varones recién nacidos sea un procedimiento rutinario ya que, dice, la decisión debe ser un asunto estrictamente familiar.
Para ello, afirma la AAP, “los padres deben recibir información objetivamente correcta y no parcial sobre la circuncisión y deben obtener esta información de los médicos antes de la concepción o a principios del embarazo, que es cuando los padres por lo regular toman su decisión sobre la circuncisión”.
Los padres deben determinar si el procedimiento está en el mejor interés de su hijo y los médicos deben asesorar a las familias sobre esta decisión explicando los potenciales beneficios y riesgos, afirman los pediatras.
Es poco probable, sin embargo, que estas afirmaciones pongan fin al dilema que enfrentan los padres sobre circuncidar o no a sus hijos.
Aunque el número de hombres estadounidenses que son circuncidados se ha reducido drásticamente, el procedimiento es mucho más controvertido en Europa.
Quienes se oponen a la circuncisión afirman que nadie, ni siquiera un padre o madre bien intencionados, tiene el derecho de extraer una parte sana del cuerpo de otra persona.
Un tribunal en Alemania dictaminó en junio que la circuncisión de varones por razones religiosas causa “daño corporal” y viola “la integridad corporal”.
Según el tribunal ni la libertad religiosa ni los derechos de los padres justifican el procedimiento.