La presidenta brasileña Dilma Rousseff ha convocado una reunión extraordinaria de su gabinate para analizar la evolución de las protestas que están convulsionando al país desde el pasado 6 de junio, cuando manifestantes en Sao Paulo reclamaron la anulación de la subida de los precios del transporte público, y que ayer congregaron a un millón de personas en las calles. Según informa la Folha de Sao Paulo, la líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) está impresionada con los acontecimientos en Rio de Janeiro y Brasilia.
Rousseff departirá con su ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, y con el director de la Policía Federal, Leandro Daiello, para conocer los datos que manejan y decidir cómo afrontar las próximas horas.
Por su parte, el movimiento Pase Libre, que lidera las protestas, ha anunciado hoy que suspenderá las manifestaciones para evaluar la situación ante la infiltración de grupos con otros intereses.
Los dirigentes del movimiento, nacido en las universidades y que defiende el transporte público gratuito, anunciaron que por ahora no convocarán a nuevas manifestaciones por lo menos en Sao Paulo para evitar que las protestas sean utilizadas para otros fines.
El Gobierno brasileño ha admitido este viernes que las manifestaciones de protesta que se registran desde la semana pasada pueden comprometer la visita que efectuará en julio al país el papa Francisco para asistir a la Jornada Mundial de la Juventud.
Carvalho agregó que la propia presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, está preocupada con la situación generada por las protestas y que puede hacer un pronunciamiento sobre el asunto este mismo viernes.
«Dilma (Rousseff) está preocupada. Vamos a convocar a la sociedad brasileña para adoptar medidas de contención. Tenemos que impedir ese tipo de manifestaciones que no le traen nada bueno al país», afirmó el funcionario.
El ministro secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho, expresó su preocupación en una reunión con varias autoridades para tratar los preparativos de la visita del pontífice que estaba cerrada para la prensa, aunque sus palabras fueron recogidas por cámaras de televisión autorizadas a captar imágenes.
«Tenemos una serie de complicaciones y preocupaciones. Lo que está ocurriendo (las manifestaciones) puede tener reflejo en la Jornada (Mundial de la Juventud)», afirmó Carvalho, que tiene estatus de ministro, según una transcripción de sus palabras divulgada por diferentes redes de televisión.
«No puedo decir que la Jornada ocurrirá en un clima igual al de los días de hoy porque la coyuntura evoluciona tan rápido que no podemos profetizar, pero tenemos que estar preparados en caso de que ocurra con un clima como el generado por las manifestaciones de hoy en el país», en las que murió una persona, afirmó.
El secretario general de la Presidencia añadió que el Gobierno hará todo lo posible para garantizar el éxito de la visita que el papa realizará a Río de Janeiro entre el 22 y el 28 de julio.
Pese al carácter pacífico de la mayoría de las manifestaciones que se registraron el jueves en 80 municipios y que congregaron a más de un millón de personas, las protestas en algunas ciudades terminaron con incidentes violentos.
Los conflictos fueron provocados generalmente por el intentos de pequeños grupos de manifestantes de invadir edificaciones públicas como el Congreso Nacional, la sede de la cancillería, la alcaldía de Río de Janeiro y la gobernación de Ceará.
La protesta por mejores servicios públicos que congregó anoche a unas 300.000 personas en Río de Janeiro degeneró en graves incidentes que dejaron 62 heridos, 10 detenidos y rastros de destrucción en el centro de la ciudad.
Según Carvalho, el Gobierno apoya movilizaciones que muestran la madurez de la democracia brasileña pero lamenta los actos de vandalismo registrados en algunas de las manifestaciones.
«Ver la Explanada (la planicie de Brasilia enmarcada por las principales edificaciones públicas) de esa forma, ver edificios atacados como el Palacio de Itamaraty (sede de la cancillería) y la Catedral, no podemos aceptarlo», afirmó.
Las protestas comenzaron la semana pasada en Sao Paulo, exclusivamente contra la subida de las tarifas de transporte público, pero ganaron otras reivindicaciones, como mayores inversiones en la salud y la educación pública, y críticas a los elevados gastos del Gobierno para organizar eventos como el Mundial de fútbol de 2014.
Pese a que numerosas alcaldías, incluyendo las de Sao Paulo y Río de Janeiro, ya anunciaron la reducción de los pasajes de autobús, metro y tren, los manifestantes mantuvieron sus protestas y las de ayer fueron las más numerosas hasta ahora.
Sin embargo, hoy el Movimiento Pase Libre, que lidera las protestas, anunció que suspenderá las manifestaciones para evaluar la situación ante la infiltración de grupos con otros intereses.
Agencia EFE