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El 2 de Noviembre es el día de Los Muertos. Muchos países se preparan para esta “celebración” que tiene como fin primordial recordar a familiares y amigos que han fallecido pero que, según la creencia de muchos, sus almas revolotean alrededor haciéndose siempre presentes en nuestras mentes y corazones.
Es muy esperada por los norteamericanos la conocida fiesta de Halloween, o Noche de Brujas, cuya historia relata como ellos se visten o disfrazan desde el día primero, con trajes de brujas, calaveras, esqueletos, zombis, etc., encienden sus linternas de calabazas y van de casa en casa solicitando galletas, dulces o caramelos. En el caso de que no reciban lo que solicitan se supone que las almas malas visitarán a esa casa tan pichirre y sus moradores se verán hechizados por sus oscuras magias.
El origen del Día de Los Muertos se remonta a la época de los aztecas y mayas y de allí pasó a otras naciones. Es tradicional regalar objetos hechos de dulces con figuras alusivas al tema. También se elaboran panes, comidas y bebidas degustadas por el finado que les son ofrecidas a los vivos para su disfrute. En México esta festividad fue declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En Venezuela se acostumbra visitar el cementerio y ponerle flores muy bonitas al deudo así como también encenderle su correspondiente vela o velón.
En el sur del estado Anzoátegui, las comunidades Kariñas de la Mesa de Guanipa, así como las de los estados Sucre, Bolívar y Guayana Esequiba celebran ese día su ritual fúnebre conocido como Akaatompo o reencuentro con los difuntos.
Este reencuentro se revive compartiendo comidas y bebidas de las preferidas por el muerto, en especial el kashiri que obtienen del fermento del casabe tostado, añadiéndole un poco del fermento de la palma de moriche verde, endulzado con papelón o azúcar y un poco de agua. Mientras cantan y bailan el Mare Mare tomados por la cintura y los hombros, al son del cuatro, guitarra, mandolina, maracas y tambor de cuero y tapara, comparten con todos los visitantes quienes se ven envueltos mágicamente en un espíritu de solidaridad y hermandad, al momento que recuerdan con mucho amor a los fallecidos.
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Ataviadas las mujeres con el sayal de rayas horizontales y verticales de colores vivos, y la landilla azul con rayas blancas los hombres, visitan los cementerios, limpian las tumbas, hablan con los muertos, encienden velas, llevan obsequios y les cantan en idioma kariña pidiéndoles que iluminen a sus familiares para que sus esfuerzos sean fructíferos, tengan buena salud y para que las plagas no ataquen sus sembradíos y puedan tener excelente cosecha.
Es tradicional para los kariñas depositar en la tumba de los muertos sus pertenencias y hasta las últimas medicinas que consumió.
Por Gliceria Gil / @glimargica