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La hipertensión es una enfermedad crónica a la que se asocian otros riesgos para la salud como las cardiopatías, los infartos, los derrames cerebrales y diversas patologías de tipo renal. Lo que se desconocía hasta ahora eran sus beneficiosos efectos para la salud mental, principalmente entre los adolescentes, según ha concluido un estudio de la universidad alemana de Göttingen dirigido por la investigadora Angela Berendes.
Tras analizar a 7.688 jóvenes de entre 11 y 17 años, los investigadores obtuvieron unos sorprendentes resultados: el éxito académico y la calidad de vida entre los adolescentes que tenían la presión arterial alta fue mucho mayor que el resto de participantes sanos. Las mayores diferencias entre unos y otros se dieron en lo relativo a la autoestima, la estabilidad emocional, la calidad de las relaciones familiares, el buen comportamiento y el bienestar en general.
Los investigadores no han aportado explicaciones cerradas sobre esta relación causa efecto, aunque sí han lanzado dos hipótesis. La primera razón sobre la que especulan es que algunos jóvenes reprimen sus emociones negativas. Una actitud que provoca el incremento de la presión arterial al mismo tiempo que reporta unas calificaciones más altas en los test psicológicos y sobre calidad de vida.
La segunda de las hipótesis que manejan los investigadores tiene que ver con el hecho de que los estudiantes con mejores resultados académicos experimentan un mayor estrés que la media y, por ende, tienen la tensión más alta. El éxito académico que obtienen sería la consecuencia directa de la alta autoestima de los hipertensos.
La necesidad de una detección precoz de la autoestima
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Como era de esperar, los resultados del estudio también reportaron que los adolescentes hipertensos eran más propensos a padecer sobrepeso y a llevar un estilo de vida más sedentario. Según el estudio acumularon más horas totales frente al televisor y jugando a videojuegos que los que tenían la tensión normal.
Las tasas de hipertensión que encontraron los investigadores entre los cerca de 7.700 participantes en el estudio fueron el doble de lo esperado, y es que uno de cada diez la sufría, cuando la media a estas edades se sitúa en el 5%. Y es que la hipertensión puede ser un problema de salud sin síntomas visibles durante varios años. Por eso es importante realizar controles periódicos para detectarla y evitar así que se vean dañados otros órganos del cuerpo. De hecho, las altas tasas de mortalidad vinculadas a la hipertensión se asociación a una detección tardía de la enfermedad.