La motivación está sobrevalorada: esto es lo que de verdad funciona - Lea Noticias

La motivación está sobrevalorada: esto es lo que de verdad funciona

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«En los últimos años, han destacado aquellos que defienden que es necesario escuchar a nuestro cuerpo, a nuestra intuición; sin embargo, afortunadamente, la motivación es más que seguir aquello que puedan marcar nuestras apetencias en un momento determinado». Así lo reseña LaMenteEsMaravillosa.com:

La motivación es uno de los procesos psicológicos que más atención ha recibido en los últimos años, hasta el punto de sobrevalorar el papel que puede jugar como apetencia o deseo en la obtención de determinados logros. Muchos la señalan casi como la piedra Rossetta, un recurso extraordinario que transforma toda voluntad en un logro, toda meta en un éxito. Sin embargo, como ya sabemos, con frecuencia la cuestión es bastante más compleja.

Estar motivados, tal y como nos dicen la mayoría de manuales de autoayuda, implica activar un impulso interno, fijar metas valiosas y enfocarnos en ellas, sorteando cualquier obstáculo y dificultad. La definición nos gusta, suena bien. Pero la realidad es otra. ¿Cómo se supone que ponemos en marcha el mecanismo de la conducta motivada?

Si un deportista dependiera de la motivación cada día para ir a entrenar, seguramente, la encontraría 1 de cada 10 veces. Si un escritor dependiera de la inspiración para dar forma a su novela, la hallaría 1 de cada 50 veces. Porque lo que sentimos la mayor parte de las veces, es falta de iniciativa y hasta apatía.

Que suceda esto no es razón para tener una percepción negativa de nosotros mismos. Es completamente normal. ¿Qué podemos hacer para ser más resolutivos en nuestros objetivos?

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Para lograr un objetivo, debemos aprender a tolerar la incomodidad que genera el esfuerzo cotidiano e incluso renunciar a ciertas cosas por lograr esa meta soñada.

Si la motivación está sobrevalorada, ¿qué es lo que de verdad funciona?

Recuerda esos días en que debías estudiar una asignatura de cara a un examen. ¿Te sentías motivado para realizarlo? A no ser que la materia te fascinara y fuera tu fuerte, seguramente, no. Por término medio, lo que sentimos a la hora de iniciar una tarea, un objetivo o una labor concreta es cierta incomodidad, dudas, falta de energía y hasta estrés.

Cuesta mucho sentirnos 100 % motivados cada día y en cualquier situación. Es más, tampoco podemos controlar nuestros pensamientos y emociones para que trabajen juntos de cara al logro de una meta. A menudo, nuestra mente va por un lado (tengo que ponerme con ese proyecto) y las emociones por otro (siento estrés, mejor lo aplazo para mañana).

Entonces, si la motivación está sobrevalorada, ¿qué funciona? De todo nuestro repertorio psicoconductual, lo que sí podemos controlar son nuestras acciones. Es nuestra conducta la que puede modificar nuestro estado de ánimo. Aquello que eliges hacer en cada momento, sin importar cómo te sientas, es lo que te facilitará lograr un propósito.

Si esperamos a sentirnos motivados por nuestras emociones positivas cada vez que queremos empezar algo, lo más probable es que caigamos en la trampa de la procrastinación.

La activación conductual, tu mejor aliada

La activación conductual es un enfoque que, tradicionalmente, se usa como intervención clínica en pacientes con depresión. Consiste en lograr que la persona vaya introduciendo en su vida conductas con las que propiciar cambios en sus pensamientos, estados de ánimo y su calidad de vida.

Un estudio de la Universidad Tecnológica de Curtin, en Australia, nos recuerda que este recurso también tiene grandes beneficios en el ámbito no clínico. Entonces, ¿qué relación tiene esta técnica con la motivación? Bien, la activación conductual nos demuestra que no hace falta “sentirnos bien” para hacer algo.

Por ejemplo, las personas con depresión lidian cada día con pensamientos como “no puedo más”. Cuando nosotros queremos empezar una tarea o ir al gimnasio, nuestra mente nos seduce con la procrastinación y el clásico “ya empezaré mañana”. La clave está en echar mano de la autodisciplina e iniciar esa labor a pesar de la frustración, del hastío o la falta de iniciativa.

Elige a qué pensamientos dar valor y a cuáles no

Ojalá tuviéramos un interruptor que pudiera cambiar la tendencia de nuestros pensamientos. Sería fabuloso sentirnos energéticos y esperanzados cada día. Sin embargo, la motivación está sobrevalorada y lo cierto es que no siempre nos sentimos “superpositivos” a la hora de empezar a hacer algo. El “yo puedo, yo valgo y voy a lograr lo que quiero” no siempre nos acompaña.

En estas situaciones solo cabe una opción. Las personas no podemos elegir cómo sentirnos cada día, pero sí podemos elegir a qué pensamientos darles valor. Si tu mente te dice “hoy no hay ganas de nada, mejor déjalo para otro momento”, sustitúyelo por otro enfoque: “es cierto, no hay ganas, pero vamos a ponernos en la tarea igualmente a ver qué pasa”.

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Recordémoslo, solo una mente disciplinada alcanza la cumbre. Esto implica no dar valor a las ideas negativas e intrusivas, sino recordarnos los motivos por los que deseamos lograr algo.

A pesar de que tu cerebro te diga “no vale la pena empezar esto”, tú puedes comenzarlo igualmente. Al poco notarás como se desvanece la negatividad y las nubes de la apatía.

La motivación está sobrevalorada, usa la disciplina y la autoestima

La motivación es como el viento, a veces aparece, iza nuestras velas, acelerando el ritmo al que navegamos. Pero, ¿qué hacemos durante esos días en que no hay viento o este no sopla en la dirección adecuada? Para estos días contamos con nuestros propios mecanismos para lograr que esa nave avance en la dirección deseada. Y algo así requiere aceptar que en ocasiones vamos a tener que ir en contra de nuestros propios deseos, de eso que nos pide el cuerpo.

La conducta motivada apareció en nuestro cerebro para mantener la homeostasis. Si tienes hambre, buscas comida. Si hay un peligro, huyes de él. A las personas no nos gusta sentirnos incómodos y tener que esforzarnos por una meta, puesto que esto requiere, casi siempre, lidiar con todo tipo de incomodidades (madrugar, renunciar al ocio, invertir tiempo, etc).

Esto explica por qué nuestro cerebro nos hace caer en la procrastinación o emite una respuesta de estrés. El secreto está en la disciplina, en la activación conductual antes citada y en la autoestima.

No solo debes comprometerte cada día en ese duro trabajo por los objetivos que deseas. Además, es bueno recordarte que eres merecedor de aquello que quieres y sueñas.

Fuente: LaMenteEsMaravillosa.com

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