El candidato opositor Muhammadu Buhari, líder del Congreso de Todos los Progresistas (APC), ha sido declarado vencedor de las elecciones presidenciales celebradas en Nigeria, según los resultados ofrecidos por la Comisión Electoral Independiente.
Dirigente del país entre 1983 y 1985, durante el infame periodo de las dictaduras militares, Buhari (72) regresa a la Presidencia tras hacer de la lucha contra la corrupción y frente a Boko Haram sus principales bazas políticas en la campaña electoral.
De acuerdo a los resultados definitivos en 35 de los 36 estados (más la capital, Abuya), Buhari logró el 14.951.368 de los votos, por 12.827.423 de su rival, Goodluck Jonathan (57), al mando de la nave nigeriana desde 2010.
La elección del líder del APC, no obstante, se encuentra más motivada por la decepción con el Gobierno anterior, que por su presunta valía como salvador de la patria (Buhari ya había sido derrotado anteriormente como candidato opositor en tres elecciones presidenciales). Más aún, su nombramiento es un claro castigo a la ineficiente campaña contra la milicia islamista de Boko Haram emprendida por el expresidente Jonathan: Solo en los últimos seis años, más de 13.000 personas han muerto a manos de los insurgentes y 3,3 millones han sido desplazados por la violencia.
Por ello, a pesar de su interés en distanciarse del pasado militar, el ahora mandatario ya ha prometido eliminar a los yihadistas del noreste del país, así como recuperar el «honor» de las tropas. A ello contribuye el conocimiento de la región: Bahari es un musulmán del estado de Katsina. Una circunstancia -la diferencia norte-musulmán / sur-cristiano- que ejemplifica el resultado electoral. En el Delta del Níger, de donde es originario Jonathan, el presidente Bahari solo obtuvo el 3,9% de los votos .
Precisamente, la baja participación en los estados afines al anterior mandatario (Sur y Sureste) ha supuesto su principal losa política. En Imo, por ejemplo, se ha pasado del 81% de participación en 2011 al 42% actual. Al margen de que este descenso se encuentre motivado por el desencanto, las cifras ofrecen también serias dudas sobre la legalidad de los comicios de 2011.
Crisis económica
A finales de 1970, Buhari fue nombrado presidente de la Corporación Nacional Nigeriana de Petróleo y sirvió por dos años como comisionado federal (ministro) para el petróleo y los recursos naturales. Curiosamente y al contrario que sus rivales, en estos años, los ingresos del crudo no fueron a parar a sus bolsillos.
Algo difícil de decir de la administración de su rival: Ya el pasado año, el gobernador del Banco Central de Nigeria, Lamido Sanusi, acusaba a la compañía nacional del petróleo -NNPC- de saquear de forma sistemática los ingresos del oro negro.
Durante una comparecencia ante el comité de finanzas del Senado, Sanusi aseguró que, de 67.000 millones de dólares vendidos de petróleo entre enero de 2012 y julio de 2013, 20.000 millones continúan «perdidos». El gobernador sería finalmente apartado de su cargo y ahora es uno de los más fieros críticos con la gestión del Gobierno, gracias a su elección como emir de Kano, la segunda figura más importante del islam en la región (tras el sultán de Sokoto, Alhaji Muhammad Sa’ad Abubakar) y cuyo peso consultivo y moral resulta determinante: en este estado, Buhari se alzó con el 89% de los votos.
Sin embargo, también es cierto que los años de Gobierno de Buhari en los 80 fueron especialmente desastrosos para la economía local. Un riesgo, imposible de asumir de nuevo por el país africano (la caída del precio del petróleo ha contribuido a una abrupta depreciación de la moneda, ya que el crudo representa más de un 70% de los ingresos del Gobierno).
Fuente [Abc.es]