"Niños de calle: Abandonados y sin futuro" Por @mauxi1 - Lea Noticias

«Niños de calle: Abandonados y sin futuro» Por @mauxi1

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Maria Auxiliadora Dubuc @mauxi1En Venezuela existen más de 10 mil casos, según Censo 2013. Los niños de la calle constituyen sin duda alguna un gran problema social. Aun recuerdo las palabras del difunto presidente Chávez al llegar a la presidencia: “No podré descansar ni dormir, mientras exista un solo niño en situación de calle”; al parecer estas palabras colmadas de un firme propósito de acometer con seriedad la problemática y que generaron esperanza en los corazones de la mayoría de los venezolanos, cayeron en saco roto y como por arte de magia hoy, después de algunos años, vemos como tristemente se las llevó el viento.

Innumerables son las causas o razones por las cuales un niño, niña o adolescente llega a encontrase en estas lamentables condiciones. Entre algunas podemos mencionar el maltrato físico o psicológico, problemas económicos o simplemente por ausencia o abandono del padre o la madre. Los niños toman las calles en un intento vano de refugiarse de los problemas que los desbordan, que van más allá de ellos y que no pueden solucionar por sí mismos, de este modo la calle viene a llenar ese vacío en el cual se encuentran inmersos, y aunque son seres pensantes no están del todo conscientes del riesgo que corren y del peligro a su alrededor.

La Constitución y la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente, son clarísimas. Consagran derechos fundamentales a los mismos, derechos que debe garantizar el Estado de manera prioritaria, más sin embargo, a pesar de la normativa que los protege, vemos como los niños, niñas y adolescentes de este país, transitan libremente por las calles de las principales ciudades, a la buena de Dios,  convirtiéndose muchas veces en víctimas de todo tipo de maltratos, hambre, violencia, incluso en muchos casos, caen en el alcohol, la droga y la prostitución, mendigan, roban  y son explotados despreciablemente. Esta es una situación que atenta contra los más elementales valores y principios de una sociedad, pero por encima de todo atenta, contra los derechos fundamentales de todo ser humano.

Por otro lado, tenemos la otra cara de la moneda, las instituciones  que velan por el cuidado de niños, niñas y adolescentes en situación de abandono o de calle, a pesar del gran esfuerzo que hacen son escasas y algunas tienden a ser señaladas o calificadas por los propios niños como aterradoras, negándose estos últimos, en muchos ocasiones a permanecer allí.  Adicionalmente existe una tragedia con relación a los procesos de adopción, los cuales resultan largos y tortuosos, mientras los niños que se encuentran en esa situación, quedan a la espera a veces por años, absolutamente desprovistos de los más elementales derechos,  a la atención, a la salud, alimentación y lo más importante a contar con un núcleo familiar que les brinde  esa protección y amor que tanto necesitan para su pleno desarrollo y crecimiento personal.

El problema es complejo, pero como siempre,  la solución se encuentra en manos de quienes ejercen la autoridad, el gobierno nacional, frente a un sistema escolar que no se da abasto para atender los requerimientos de la población estudiantil y la grave crisis económica que enfrentan las familias hoy en día,  producto de la implantación de  políticas económicas fracasadas, sumado al alto índice de desempleo, llevan a los progenitores a la desesperación, colocándolos en una situación límite, entre la espada y la pared. Es así, como entonces los niños tienen que salir a la calle a trabajar  para ayudar a mantener su hogar, para brindar un aporte económico adicional al núcleo familiar,  muchos de ellos trabajan en la economía informal,  poniendo inclusive en riesgo su integridad personal, su vida, transitando por calles y avenidas limpiando parabrisas o haciendo malabares expuestos a ser víctimas de accidentes de tránsito inclusive. La situación es tan grave que a veces los lleva a abandonar el sistema educativo por completo, en un país donde no hay opciones ni  oportunidades.

Tampoco existe un censo con datos oficiales donde se indique la cifra exacta de niños en situación de abandono en el país y de niños en situación de calle, sin embargo podríamos hacer aproximaciones, para el 2013 el número rondaba los 10 mil, número que ha crecido vertiginosamente en estos últimos tiempos, el análisis podría hacerse incluso desde los albergues donde se manejan cifras aterradoras. Lo que debemos resaltar aquí es el doloroso y preocupante crecimiento en lo relativo a la  presencia de niños en situación de calle como una manifestación que está a la vista de todos, la realidad está a la vista y no necesita anteojos: nuestra niñez se encuentra en una situación de abandono total en todo el país.

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Por eso es necesario y se hace urgente tomar conciencia de la importancia de la educación para erradicar de raíz el problema, atacar la deserción escolar con políticas educativas cónsonas con nuestra realidad actual e igualmente estabilizar la situación económica generando paz y seguridad laboral en el seno de la familia, porque las víctimas de hoy, significan el futuro de nuestro país, la generación de relevo. Atacar el embarazo precoz, tomar conciencia igualmente que es una responsabilidad traer niños al mundo, que tener un hijo cambia radicalmente la vida de una persona y aumenta en grado sumo los sacrificios y esfuerzos de un individuo. Hace falta igualmente abordar el núcleo familiar y rehabilitarlo por completo, brindando ayuda psicológica, moral, educativa y sanitaria desde un punto de vista integral.

El drama del niño de la calle o en situación de calle y de la niñez abandonada en general, no solo debe interpretarse como simplemente un niño abandonado física y emocionalmente a su suerte, sino como un problema social de dimensiones complejas. Esta grave posición se convierte en la expresión visible de la irresponsabilidad general, y es sin duda alguna, la manifestación inobjetable que la familia como institución se encuentra en una grave crisis. Es deber ineludible del Gobierno atenderla y resolverla en el término de la distancia, porque un niño en esta situación es simplemente la imagen del fracaso rotundo del gobierno nacional, en un país que pareciera que marcha a la deriva, a la buena de Dios y lo más importante que no piensa en su generación futura.

Por María Auxiliadora Dubuc

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