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Los niños que viven en la ciudad tienen más del doble de probabilidades de ser alérgicos a los cacahuetes, crustáceos y moluscos en comparación con aquellos que viven en el campo. Así lo señala un estudio, el primero en trazar las alergias alimentarias en base a su ubicación geográfica en los Estados Unidos, que será publicado en el número de julio de la revista Clinical Pediatrics.
La investigación de Ruchi Gupta, de la Universidad Northwestern Feinberg, contó con 38.465 niños, como muestra representativa de los hogares estadounidenses. Del estudio de los datos se vio que en las ciudades el 9,8% de los niños sufren de alergias a los alimentos, en comparación con el 6,2% de las comunidades rurales.
El medio ambiente afecta al desarrollo de las alergias a los alimentosSe observó que las alergias a los cacahuetes son dos veces más probables en zonas urbanas que en las comunidades rurales (2,8% frente a 1,3%).
También la sensibilidad al marisco es más frecuente en las ciudades (2,4% frente a 0,08%).
Eso sí, las alergias a los alimentos son igualmente graves, independientemente de donde viva el niño. Casi el 40% de los niños alérgicos estudiados ya había experimentado alguna reacción alérgica peligrosa a los alimentos.
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Gupta aseguea que del estudio se deduce que a mayor densidad de población, mayor también la probabilidad de alergias alimentarias en los niños. "Esto demuestra que el medio ambiente tiene un impacto en el desarrollo de las alergias a los alimentos".
Buscando explicaciones: bacterias o contaminación
La alergia alimentaria es un problema de salud grave y creciente. Se estima que casi 6 millones de niños padece alguna alergia alimentaria potencialmente mortal, según un estudio anterior del propio Gupta.
Una reacción alérgica grave que supone disminución de la presión arterial, dificultad para respirar e hinchazón de la garganta puede llegar a ser mortal.
Investigaciones anteriores han demostrado una mayor prevalencia de asma, el eccema, rinitis alérgica y conjuntivitis en las zonas urbanas que en las zonas rurales. Una hipótesis es que la exposición temprana a ciertas bacterias asociadas con la vida rural podría proteger contra la hipersensibilidad a los alérgenos. Pero también podría ser que muchos de los contaminantes encontrados en las ciudades sean los que desencadenen el cuadro alérgico.