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Tener una alimentación balanceada y hacer un mínimo de ejercicios a la semana son algunas de las claves para alcanzar lo que los expertos en bienestar han bautizado como "salud emocional".
La felicidad se relaciona sobre todo, según los expertos, con una buena calidad de vida y un estado de salud integral que incluye la dimensión física, mental, emocional y espiritual.
Tener una salud emocional sana significa que un individuo puede gestionar de buena manera diversos ámbitos de su vida, tener mejor control de sus emociones y comportamiento, manejar la adversidad, construir relaciones sólidas y llevar vidas productivas y plenas.
Germán Retana, sociólogo y profesor del Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (Incae), destaca que la salud emocional se puede conseguir siguiendo algunas recomendaciones básicas como, por ejemplo, tener una buena alimentación y hacer ejercicios.
"Estar bien físicamente servirá para mantenerse mental y emocionalmente saludable. Una persona que mantiene un buen estado físico posee mayor capacidad de respuesta al cansancio mental que generan las jornadas laborales".
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Asimismo, Retana resalta que de acuerdo con la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos, alimentarse bien y mantenerse físicamente activo son esenciales para un estilo de vida saludable.
Según el especialista, hacer actividad física no solo fortalece el corazón y ayuda a prevenir enfermedades crónicas, sino que el ejercicio libera endorfinas, sustancias químicas que nos dan energía y levantan nuestro estado de ánimo.
Además agrega que hacer actividad física crea optimismo, canaliza la tensión muscular, eleva el espíritu competitivo y la conciencia de salud.
"Aunque la actividad física no garantiza la ausencia de problemas emocionales, sí permite una predisposición constructiva ante la adversidad, un mejor manejo de las situaciones y una intención de sanar", apunta él.
La nutricionista costarricense María Laura Matamoros, indica además que uno de los factores que se debe tomar en cuenta para tener un buen funcionamiento de la mente es la hidratación. Tanto como las meriendas, que forman parte de una alimentación balanceada y juegan un rol clave en el pensamiento y razonamiento, ya que al tener pequeñas dosis de comidas en intervalos medianos se puede tener un mejor manejo de la glicemia, lo que evita una baja en el azúcar que hace que la concentración baje. CCA