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Tres verdades que debes aceptar ahora para que tu día sea mejor

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Desde que abrimos los ojos por la mañana, las personas debemos enfrentarnos a una serie de desafíos y misiones que inciden en nuestra vida familiar, laboral y social. Muchas veces, la presión por querer “hacerlo todo bien” o “en el tiempo debido” nos provoca estrés y frustración, llevándonos a estar más cansados y sin ánimo.

Ser-feliz

Sin embargo, existen algunas claves para alcanzar el equilibrio entre cumplir ciertas tareas y obligaciones y no derrumbarnos si las cosas no salen como planeamos.

Así lo considera Bob Miglani, ejecutivo con más de 20 años de experiencia en la empresa farmacéutica Pfizer y autor del libro “Abraza el Caos” (“Embrace The Chaos”), el cual enseña a las personas cómo moverse hacia adelante en sus vidas para lograr sus propósitos.

En el marco de su reciente publicación, lanzada en octubre de este año, el escritor reveló un pequeño listado con las 3 verdades que debes aceptar ahora para que tu día sea mejor, publicado en el medio estadounidense The Huffington Post.

A continuación, te dejamos con la traducción del texto original.

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1.- “Nada será perfecto”.

“Una de las razones por las que nos encontramos tan estresados y abrumados por el día es la noción de que las cosas deben ser limpias y ordenadas. Esperamos que las cosas no salgan mal. Pero cuando lo hacen, nos enfadamos. Lloramos feo. Buscamos culpar a la economía, a un mundo interconectado y a otros.

La realidad es que este concepto de perfección es una ilusión. Vivimos en un mundo en el que hay millones de pequeñas acciones sucediendo al mismo tiempo, impactando a millones de otras personas. Las cosas pasan rápido, son complicadas, inciertas e impredecibles. Así es la vida.

No hay trabajos perfectos. Ni relaciones perfectas. Ni carreras o negocios perfectos. Desde la persona más rica a la persona más pobre, el caos de la vida no perdona a nadie. Así que paremos de tratar de esperar que las cosas sean perfectas. Y aceptemos las cosas como son… locas, fortuitas, maravillosas y todo lo que hay en el medio. La vida no es buena o mala. Sólo es.

Aceptando que nada es perfecto, podemos comenzar a sentirnos libres reconociendo que la locura que ocurre en la vida no es nuestra culpa o de otros, sino que de como es la vida… imperfecta”.

2.- “No podemos controlar el caos. Pero podemos controlarnos a nosotros mismos”.

“Mucha de nuestra inhabilidad para lidiar con la imprevisibilidad de la vida descansa en esta noción de control. Somos afectados por el caos de la vida porque nos sentimos impotentes ante éste, sintiendo una pérdida de control de las cosas.

Intentamos controlar el lugar donde vivimos, pero no podemos controlar a nuestros vecinos. Podemos controlar el asiento del avión en el que viajamos, pero no podemos controlar quién se sienta a nuestro lado. Incluso podríamos controlar dónde trabajamos, pero no podemos controlar a nuestro jefe o a nuestros clientes. Nos cuesta controlar a nuestros propios hijos, ¿entonces cómo podríamos controlar la vida?.

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Aceptemos que el único control que realmente tenemos durante el día es cómo controlamos el caos. ¿Así que para qué tratar de controlar cosas que no están en nuestra esfera de control? Debemos redirigir ese esfuerzo de controlar a nuestro jefe o a nuestros seres queridos hacia nosotros -y la forma en que pensamos sobre la situación, y la forma en que la controlamos-”.

3.- “La acción crea emociones positivas”.

“Con tanta información viniendo a nosotros de todos nuestros dispositivos y las noticias, de nuestros amigos y nuestros compañeros de trabajo, fácilmente podemos vernos abrumados y paralizados. Nos quedamos estancados en analizar situaciones, esperando que más información nos ayude a tomar decisiones. Pero el camino hacia adelante no es necesariamente más información, sino que más acción.

Sin importar si es algo pequeño, tomar acción nos puede hacer sentir geniales. Esto ocurre porque, en vez de que nos pasen cosas a nosotros, las hacemos suceder. Por último, al tomar acción tenemos la sensación de certeza y control que por lo general perdemos durante el curso de un día frenético. Además, ver el fruto de nuestros resultados inmediatamente nos ayuda a proporcionarnos los refuerzos necesarios para que sigamos moviéndonos hacia adelante.

En el curso de un día ajetreado, terminamos enfrentándonos a tantos desafíos que ponen a prueba nuestra fuerza, nuestro conocimiento y nuestra resiliencia. Aceptemos que sin importar cuál sea el desafío, sin importar cuál sea la incertidumbre, somos capaces de tomar decisiones que impacten en qué tan bueno va a ser nuestro día y esa elección no es de otros que desafían nuestro día, sino que realmente depende de nosotros”.

[Fuente: informe21.com]

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