“Un gran día para la libertad” @NoelValderrama

El pasado miércoles 9 del presente mes, se cumplieron 22 años de la caída del Muro de Berlín. Han pasado más de dos décadas desde que Alemania se reunificó, desde que Günter Schabowski, miembro del politburó del Partido Socialista Unido de la República Democrática de Alemania (RDA), en Berlín Oriental, anunció la nueva ley que permitió a los alemanes viajar al extranjero con lo que la Alemania Socialista, se abrió al mundo capitalista.

Y es que tres horas después de ese impactante anuncio, miles de alemanes terminaron bailando y pintando consignas de libertad alrededor y encima del muro; una frase del alcalde de Berlín, Walter Momper, resume el estado de ánimo en toda Alemania durante este histórico día: "Para los alemanes, este es un gran día para la libertad, somos ahora el pueblo más feliz del mundo". Esta actitud del pueblo alemán dio paso a que el jefe del gobierno de la República Federal de Alemania (RFA), Helmut Kohl, en Bonn, creara un “puente” de diálogo para terminar de socavar las bases ideológicas y políticas de su hermana Alemania del Este y dar paso, meses mas tarde, a la reunificación de las dos Alemania.

Aquel jueves en la noche del 9 de noviembre del 89′, no sólo significó la caída del Muro de Berlín, 28 años después de su construcción; llamado "Muro de la Vergüenza" por los alemanes demócratas, y "Muro de Protección Antifascista" por las autoridades del régimen alemán socialista, el mismo tenía más de 144 kilómetros de longitud que aisló a Berlín Occidental de Berlín Oriental; también significó el inicio del acelerado fin de los restantes regímenes socialistas en Europa Oriental.

Fue la presión económica y social lo que motivó a la apertura de las líneas fronterizas de la República Democrática de Alemania (que de democrática sólo tenía el nombre). Fueron el hambre, la miseria, el desempleo, la corrupción, la escasez, la injusticia, la violencia y la inseguridad, los rasgos que impulsaron el cambio de políticas de la Unión Soviética, para impulsar las reformas que permitirían la libertad de los países invadidos por el imperio soviético.

Actualmente, en Alemania, descansan varios pedazos del Muro a la orilla del río Spree, cerca del edificio Marie Elisabeth Lueders, que alberga la nueva Biblioteca del Parlamento, una de las mayores del mundo; allí se edificó un monumento en recuerdo del “Muro de Berlín”. Estos trozos de concreto están colocados en el mismo lugar donde estaba el Muro, junto al histórico edificio del Reichstag, la sede del Parlamento; en ellos se pueden leer las cifras de víctimas, que intentaron abandonar la RDA durante la división del país entre 1961 y 1989.

El Primer Ministro Kohl, que recibió a la empobrecida Alemania socialista, no sólo cargó con una sociedad atomizada y arruinada sino también con deudas económicas y grandes problemas sociales. Kohl, enfrentó los despojos que dejó el socialismo en la Alemania Oriental y los superó. La Alemania de hoy, es diferente, evolucionó y tiene a una Primer Ministro pujante porque los alemanes han sabido confrontar sus miedos y sus monstruos. La señora Ángela Merkel ha tenido el temple (tal vez nos recuerda a Margaret Thatcher), el arrojo y la sensatez de enfrentar una crisis que de no ser controlada a tiempo, puede desatar una pandemia económica, política, financiera y social por toda la Unión Europea. Este desastre, provocado por los fantasmas del socialismo y su Estado de Bienestar, amenaza con destruir a Europa, pero esta vez Alemania busca salvarla.