Las Fuerzas Armadas de Bolivia denunciaron un “intento de golpe de Estado” detrás de las demandas de reformas institucionales y contra supuestas discriminaciones, que provocaron la baja de 702 uniformados.
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, general Victor Baldivieso, señaló en una declaración a un canal de televisión local, horas después de anunciar en un comunicado la baja de insubordinados, que “la discriminación no es pretexto para la sedición y (para) promover un intento de golpe de Estado”.
La medida disciplinaria dio un giro que podría agravar la crisis castrense.
El mando único de las tres armas -Ejército, Aviación y Armada- comunicó que la baja se debe a que los insubordinados que tomaron parte de los reclamos están “cometiendo actos de sedición y motín”.
La institución castrense “descansa en su jerarquía y disciplina, es esencialmente obediente, no delibera y está sujeta a las leyes y los reglamentos militares”, hizo notar el Comando en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Baldivieso precisó que “si este mando militar no asume su responsabilidad, en función a los reglamentos y normas vigentes, será responsable por omisión de funciones”. En ese caso -acotó- “sería pasible a un juicio de responsabilidades, porque la seguridad y estabilidad del Estado se están violando”.
Los 702 dados de baja se suman a otros 13, los primeros en ser separados esta semana de la institución armada.
En sintonía con el ministro de Defensa, Rubén Saavedra, que había tildado previamente de política la protesta, el mando militar acusó a los suboficiales y sargentos “que deliberadamente faltaron a sus puestos de trabajo” de “realizar acción política y atentar contra la dignidad y honor” de la institución.
Una Asociación Nacional de Suboficiales y Sargentos de las Fuerzas Armadas (Ascinalss) había declarado el lunes una “huelga indefinida” y convocado a manifestaciones callejeras en contra de las reglas internas que impiden el acceso a cargos superiores y a institutos de enseñanza y capacitación a los subalternos.
– Denuncias de discriminación –
Los insubordinados habían denunciado también actos discriminatorios por razones étnicas y de formación y planteado la exigencia de que en la institución militar rija la nueva Constitución impulsada por el presidente Morales, indígena aymara, que enarbola la igualdad racial y de género.
Los militares de bajo rango, mayoritariamente aymaras o quechuas, provocaron al poder político al convocar a los “ponchos rojos”, una aguerrida dirigencia aymara, aliada del presidente Morales, a una marcha multitudinaria.
“Esta es una movilización para eliminar la discriminación dentro de las Fuerzas Armadas. Somos unos 4.000 suboficiales marchando, y también lo hacen en otras partes del país”, dijo a la AFP el suboficial Freddy Suco Jayo, uno de los líderes de los uniformados.
En Bolivia hay unos 10.000 militares de bajo rango, en un total de casi 40.000 miembros de las Fuerzas Armadas.
La baja obligatoria “es una provocación (…), pienso que deberían pensarlo muy bien antes de emitir las bajas”, dijo a periodistas un suboficial insubordinado que no quiso identificarse, mientras mantenía una reunión evaluadora con sus camaradas disconformes.
El representante de la Fuerza Aérea dijo que la baja “es una muestra de cómo actuó históricamente el mando militar ante nuestras demandas. Siempre tuvo como respuesta la negativa, la represión. Una actitud discriminadora porque siempre nos vieron como a personas inferiores”.
A la protesta se sumaron las esposas de los uniformados disconformes. “Cada vez somos más mujeres de militares en la huelga de hambre”, sostuvo Sandra López, dirigente del sector, aunque no precisó el número. Medios locales hablan de unas veinte.
Tanto militares como sus esposas definirán en las próximas horas nuevas medidas de presión, según anticiparon los dirigentes.
– Grave crisis –
Se trata de una de las peores crisis de las Fuerzas Armadas después de que en 1952 fuera desarticulado el Colegio Militar, que forma a oficiales, por una revolución nacionalista que identificó a la institución como enemiga de los movimientos populares.
El instituto fue repuesto años después con nuevas reglas, aunque nunca dejó de ser elitista y propicio en las décadas de los 60, 70 y 80 golpes de Estado contra gobiernos elegidos democráticamente.
El presidente Morales manifiesta reiteradamente que las Fuerzas Armadas tienen un espíritu renovado y que ahora son, junto a los movimientos sociales, “los únicos que pueden garantizar que los recursos naturales nunca más se privaticen”.
“Nuestras Fuerzas Armadas son nacionalistas, son socialistas y son antiimperialistas”, aseguró en agosto de 2013.
Respecto de la tradición golpista de los militares bolivianos hasta 1982, cuando Bolivia recuperó la democracia, Morales sentenció: “el pasado, como decimos, pisado”.
[Fuente: AFP]