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El caso de los «pingüinos gay» sigue dando que hablar en Canadá. Ahora, sus cuidadores decidieron volver a reunirlos, pero sólo después de cumplir una misión: inseminar a dos hembras y seguir expandiendo la especie. Luego de esto, ambos podrán volver a verse las caras.
«Hay dos hembras que se fijaron en Pedro y Buddy. Tenemos que lograr que ellos se fijen en ellas», reveló uno de los encargados del cuidado de las aves. De no ser posible esto último, desde la dirección del Zoo aseguran que estarán felices de dejarlos hacer sus «cosas».
La actitud de las aves preocupó a algunos biólogos, que sugirieron la separación de ambos especímenes. Fue entonces que el Zoológico tomó la determinación de distanciarlos y no generar polémica entre los visitantes que asisten diariamente al predio.
Pero el principal temor de los expertos va más allá de un simple momento vergonzoso. Ellos creen que la actitud de los «pingüinos gay» podría alterar su modo de vida de forma radical. En otras palabras, podría atentar directamente contra la preservación de la especie.
Los pingüinos –Buddy, de 20 años, y Pedro, de 10- llegaron al zoo canadiense en mayo y forman parte de una manada de doce individuos, seis machos y seis hembras. Desde que se conocieron, son inseparables.