En este pequeño análisis que nos atreveremos a realizar
de la conducción de las campañas electorales en Venezuela abordaremos
esencialmente los mecanismos de comunicación que lleva adelante el
equipo de imagen del candidato de la denominada Mesa de la Unidad
Democrática (MUD), Henrique Capriles Radoski, porque hasta la fecha el
gobierno de Venezuela está inmerso en la etapa de promoción de la
acción gubernamental antes de internarse en el proceso electoral como
tal.
El abanderado de la oposición, quien emergió de una consulta de base
de las fuerzas disidentes al régimen de Chávez, lanzó ya su campaña
hacia la conquista de la presidencia de Venezuela y para alcanzar su
meta viene empleado una serie de estrategias donde resalta: La no
confrontación con el Presidente de la República, una serie de
propuestas centradas en más puestos de empleo, mejor educación y el
uso de la palabra “progreso” en el diseño del discurso, también ha
pretendido proyectar una imagen frescas y juvenil, todo resumido en el
slogan de “Hay un camino”.
Capriles se presenta ante el electorado como el símbolo contrario de
lo que encarna Chávez, es decir, se muestra ante la opinión pública
como un dirigente pausado, amplio, conciliador, dialogador y
accesible, tratando de eludir el terreno de la “pelea” directa donde
su oponente se siente como pez en el agua, y nadando hacia la orilla
de la conversación frontal con el pueblo en vez de ser un orador o
instigador de las masas, donde nuevamente su rival a demostrado ser un
fuerte adversario. Capriles se dibuja como un líder de la paz y la
unificación en contraste con la arrebatadora y guerrera personalidad
del actual mandatario.
Mientras que el comando de reelección del Presidente Chávez se
encuentra en un letargo de avanzada y sólo se ha conformado hasta el
momento con una actitud reactiva empleando una serie de mensajes de
desprestigio contra el líder de la disidencia, el candidato de la
oposición mezcla su estrategia de imagen comunicacional con la técnica
de interactuar directamente con el mayor número de ciudadanos posibles
en búsqueda de romper lo que resta del vínculo sentimental-emotivo que
enlazó a Hugo Chávez con importantes sectores de la vida pública
nacional.
Pero la ruta escogida por Capriles aunque ha sido positiva en muchos
aspectos, lo que se evidencia en la elevada votación que obtuvo en las
primarias de la MUD, juzgo que ha tenido algunos detalles que deben
ser repensados por sus colaboradores en materia de imagen, por ejemplo
el empleo de la figura simbólica del “autobús del progreso” que
considero acertada ha sido minimizada en el discurso del aspirante
opositor, lo que radica a mí entender una equivocación debido a que
su contenido conceptual popularizaba el discurso y la campaña de
Capriles, abriéndole la puerta incluso en sectores sociales proclives
a volver a votar con Chávez.
José Dionisio Solórzano / @jdsolorzano