«A correr o encaramarse…», por @maggidilena

Esta frase venezolana, nos queda a la medida por lo que nos viene el próximo año electoral para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional. Sin duda, uno de los mayores y mejores aprendizajes que forzosamente hemos tenido que afrontar es que la NO participación en las urnas electorales cuesta muy caro, el precio que hemos pagado por tener una AN en su mayoría oficialista, le ha dejado lesiones físicas y morales a los representantes del sector opositor que allí concurren a ejercer su función pública y a su vez, ha creado una disfunción legislativa que debilita la democracia venezolana. Por no decir, que en realidad es un vicio muy grave, que el máximo órgano legislador atienda a directrices partidistas de espaldas a una realidad de país que está dividido en sectores que lo apoyan y otros que lo adversan, pero que al final deberían verse representados en ellos, y no es lo que ocurre.

La función parlamentaria ha sido desvirtuada en estos últimos períodos, ya que ha pasado a ser un escenario para “pararse firme” o no, ante los jefes políticos de la revolución llamada socialista. Incluso, se ha utilizado como palestra para insultar, desprestigiar y hasta negarle el derecho de palabra a los diputados que forman el llamado bloque democrático. Situación esta que contradice la naturaleza misma del parlamento, la cual deviene de hablar, discutir, intercambiar ideas; precisamente eso ataca la propia institución y se burla de todos los venezolanos que votaron por esos diputados que ven cercenados sus derechos.

Ahora bien, más allá de la bizarra concepción que se ha mantenido estos años de ser parlamentario de un color en particular, es imprescindible entrar al fondo del asunto y decir si corremos o nos encaramamos. La manera de correr para posicionarnos de los espacios que merece un país representado en todos sus sectores, es ejerciendo el derecho a votar, pero no solamente eso, sino que en esta oportunidad “la corrida” es doble, porque nos corresponde además, llevar y motivar a nuestros más cercanos parientes y amigos a votar y expresar su opinión. La consigna esta vez debe ir acompañada de un “ahora o nunca”, porque esta oportunidad realmente vale oro, como se dice en criollo.

Sobre el pequeño detalle de no tener un cuerpo legislativo que represente los diversos sectores del país, es necesario recordar que luego de estos años, nos hemos acostumbrado a la promulgación de leyes emanadas del Ejecutivo a propósito de los poderes conferidos a través de leyes habilitantes, que tienen como naturaleza realizarse por vía excepcional y no ordinaria, pues aquí se hace todo al revés. Eso no tiene sentido alguno, tenemos la obligación de regresarle la razón de ser a nuestra AN, legislar, debatir, compuesta por un grupo de venezolanos representantes de la mayoría de sectores de un país tan multicolor como el nuestro. Creemos necesario que para que exista un verdadero diálogo, un encuentro, un consenso, este paso es el más trascendente.

No tomemos estas próximas elecciones parlamentarias como un acto político entre oficialismo y oposición. No lo es. Es la opción de expresarnos contundentemente para rescatar a la democracia de la agonía institucional que vive, es devolver la esperanza del país que soñamos y merecemos, de la patria de Bolívar, de la patria nuestra, es no rendirse, es poder mirar de frente a quienes se han ido y decirles que siempre valdrá la pena luchar por lo que es tuyo, de verdad.

Por Maggi de los Angeles Di Lena García