Sus padres no cancelaron una cuota en el kinder y los directores le pusieron la factura en el pecho.
La pequeña subió a un bus con la factura adosada a su uniforme, una pasajera advirtió la situación e, indignada, tomó una fotografía. No bien llegó a su casa, la subió a Facebook y la envió al matutino salteño “El Tribuno” para que difundiera la humillación.
“La nenita subió al colectivo y se sentó frente a mí. Me llamó la atención el cartel. Me pareció tan mala forma de notificar a los padres, y de exponer a una criatura, que le saqué una foto”, contó Violeta a un canal de televisión.
La subsecretaria de Defensa del Consumidor, fue hasta el colegio donde funcionan salas de 2, 3 y 4 años, y clausuró el establecimiento de manera preventiva para realizar una auditoría de fondo.