El cáncer de piel es el más frecuente de todas las tipologías existentes habiendo aumentado, además, el porcentaje de casos en los últimos años. La mayoría de mujeres que padecen esta enfermedad lo hacen a causa de una exposición excesiva a los efectos de los rayos ultravioletas sobre la piel. Esta exposición puede ser, en su mayor parte, a la luz solar pero también puede provenir de fuentes directas creadas por el hombre tales como las cabinas bronceadoras. Para poder diagnosticar prematuramente este tipo de cáncer no es necesario realizar continuos análisis sanguíneos ni radiografías, puede resultar suficiente con un ejercicio de exploración dérmica, ya sea por nuestra parte o a través de un especialista en dermatología.
Formas de detectar el cáncer de piel
Los dermatólogos recomiendan realizar autoexploraciones periódicas en busca de cualquier tipo de modificación sustancial en el tamaño, el color y las formas de las áreas de la piel que se encuentran pigmentadas, como puedan ser las pecas o los lunares. A pesar de ello, la consulta con un especialista puede ser la forma más efectiva de detección a tiempo de un cáncer, puesto que el médico está más capacitado que cualquiera de nosotras para detectar precozmente un melanoma. De esta forma, podemos aumentar las posibilidades de que esta patología pueda ser tratada de una forma más eficaz.
Si en algún proceso de autoexploración detectamos pecas pigmentadas o lunares que posean algunas de las siguientes características, habremos de consultar con un dermatólogo de forma inmediata: las áreas pigmentadas en la superficie cutánea son asimétricas -una mitad no es idéntica a la otra-, presentan bordes, desiguales, dentados o irregulares, disponen de un color diferente según la zona o tienen un diámetro mayor de seis milímetros -el tamaño aproximado de una goma de lápiz-.
Para facilitar la tarea de autoexploración, algunos dermatólogos del Hospital Ramón y Cajal de Madrid han presentado una aplicación móvil llamada fotoskin a través de la cual puede realizarse un registro fotográfico de las alteraciones que puedan sufrir las lesiones cutáneas con el transcurso del tiempo. De esta forma es posible observar la evolución de las áreas pigmentadas de la piel y analizar su potencial a la hora de poder desarrollar un cáncer de piel.
Fuente [Diariofemenino.com]