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Hemos venido abordando en estos escritos una serie de conceptos, principios, tesis y aclaratorias del ámbito económico, en aras de servir de puente para el entendimiento de un asunto a veces complicado pero que afecta directamente la vida de cada uno de nosotros, desde el más humilde trabajador hasta el mayor inversionista de los pocos que restan en el país.
En esta ocasión tengo que retomar el tema económico ante las decisiones que ha tomado el alto gobierno con la aprehensión de los dueños tanto de la red de farmacias denominada Farmatodo como de la cadena de supermercados “Día a Día”.
Las medidas del Gobierno basada en respuestas a lo que ellos han calificado de “Guerra Económica” para nada repercutirá en forma positiva en el pueblo, sino por el contrario los efectos serán más devastadores de los hasta ahora experimentados por la comunidad.
Ante el “ataque” oficial en contra de inversionistas y emprendedores se profundizará la escasez y el desabastecimiento; ha sido un botón de muestra lo que ha acontecido con el control gubernamental de empresas de las diferentes ramas, todas y cada una de éstas han quebrado.
Por ejemplo la empresa de lácteos Los Andes fue una de las productoras y distribuidoras de leche pasteurizada más grande del país, hoy no puede ni siquiera suplir el 20% del mercado nacional, igualmente pasó con Agro-Isleña, al pasar al dominio del Estado se convirtió en Agro-Patria y el desabastecimiento de productos para el campo se ahondó hasta imposibilitar las faenas diarias de los agricultores y criadores.
¿Qué pasó con las centrales azucareras que están en manos del Gobierno? ¿Qué ocurrió con los hilos de maíz precocido del Estado? Todas y cada una de estas están inactivas, totalmente paralizadas lo que ha generado una agudización de la escasez de alimentos y productos en el país.
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¡Bueno! La Guerra Económica, que no es cierta, simplemente es una justificación de la carencia de capacidad productiva del Gobierno, lo cual es lógico debido a que el Estado no está para producir, para ello están los empresarios, inversionistas y emprendedores.
Sé y creo que el Estado se debe reservar algunas áreas estratégicas de producción como la de hidrocarburos, las empresas básicas como otras, no obstante el resto tienen que estar en manos de emprendedores que garanticen la productividad y abastecimiento de los diversos rubros.
Jugar al que todo lo puede siempre nos llevará a un estrepitoso fracaso.
Con la economía de un país no se puede ni se debe jugar, porque las consecuencias de estos siempre van directamente relacionada al sufrimiento de miles de ciudadanos que se ven perjudicados por quienes se creen magos de la economía y en vez de garantizar calidad de vida, daña la capacidad de familias, de sociedades enteras, de vivir y hacerlo bien.
La guerra falsa económica es simplemente una forma de escurrir el bulto ante la responsabilidad de lo que está ocurriendo en el país, por ende, desde esta tribuna hago un llamado al equilibrio y la sensatez de los entes del Estado.
¡Mejor ahora que nunca!
Por Simone Augello