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Hacer maldad a ciertas cosas que no nos gustan, como niños traviesos, personas, animales, o sitios, a veces da un placer incomparable, pero la verdad es que es ese mismo placer podría ser más fuerte e inigualable si las cosas se hicieran a bien y no a mal.
¡Lo confieso! Soy de quienes les da gracia hacerle un poco de maldad a los perros o sobre todo a los gatos, pero me he dejado de eso ya que he comprendido que como yo, ellos también son seres vivos; sienten, cuidan, se alimentan, necesitan bañarse, necesitan amor. Afortunadamente, para mí, no soy la única que sufrió o padece de este mal de hacer daño a esos indefensos animales.
Hoy por hoy, he anhelado, como muchos, una mascota. Sobre todo porque ahora vivo sola y la verdad, muchas veces hace falta compañía, que no sea llegar a casa y prender el televisor para sentir que no estoy sola, sino abrir la puerta y pelear con (imaginando) mi consentido perrito (que no tengo, recalco) que viene emocionado a recibirme después de pasar el día aburrido mientras yo estaba estudiando o trabajando.
El convivir con alguien más es un problema, no es sencillo, díganlo ustedes que estoy segura han tenido varias relaciones amorosas o hasta vivido en pareja; sin embargo, hay formas de conseguir el equilibrio, como la tolerancia, el respeto, consideración, el amor sobre todas las cosas.
Muchos, no como yo, han cumplido su sueño y tienen su mascota, pero ahora que las tienen se dan cuenta del gran trabajo que amerita cuidarlos, estar pendiente de vacunas, de infecciones, de que coman, de educarlos. ¡No es sencillo! Y ahora que saben esto, y por mera flojera, el pobre animalito sufre la terrible consecuencia de andar sucio por ahí, y no ser querido.
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Sí este es tu caso te pido que mires desde mi punto de vista, como si estuvieses en mis ojos. Son seres vivos, sienten como tú. A mí no me gustaría que mi mamá me dé patadas o me ignore o no me deje ir al baño y me regañe porque me hice encima, o simplemente no sentirme querida.
No puedes hacer a otros lo que no te gusta que te hagan, y para ser sincera, el amor y la amistad que puede ofrecerte una mascota es sencillamente un incomparable cariño y cuidado que jamás podrás describir. Es compañía real 24 horas al día, y aunque muchas veces o al inicio puede ser molesto, aprende a convivir con él. Para él también es complicado aprender a aceptarte y quererte, tú como dueño por lo menos tienes el beneficio de enseñarlo a tu gusto.
Pensar en los demás, incluidos todos los seres vivos, es algo que el mundo ha olvidado pero si todos tomásemos en cuenta la importancia y el valor de cada uno en la tierra, todo cambiaría. Nos protegeríamos unos a otros, como debe ser, porque al fin y al cabo, lo que te rodea es lo que te acompañará hasta tu último día.
Amar lo que se tiene y cuidarlo es costosamente gratis, por eso a la mayoría de las personas les gusta amar lo que no tienen en vez de aprovechar, admirar y valorar lo que sí.
@MariOrdaz / Maritza Ordaz.