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Ya pasó la Navidad. Un ir y venir de amigos, familia, dulces y luces. Un momento de profunda espiritualidad o de júbilo y derroche. Todo vale. Sobrevivimos el tráfico en las calles y las multitudes en los centros comerciales y encontramos el regalo perfecto para todos nuestros seres queridos. Y ellos para nosotras. ¿Qué más se puede pedir?
Tal cual niñas en tienda de caramelos abrimos los paquetes. Los lazos de colores. Los papeles brillantes. Vamos sacando la nueva cartera. El perfume. Quizá un libro. Si tenemos suerte, alguien nos hizo algo bello a mano. O compraron justo la chaqueta que tanto añorábamos para combinar con todo. Algunos nos quejaremos del consumismo rampante de la Navidad pero hay que admitir que nos encanta recibir regalos.
¿Cómo aprovechar al máximo esos bellos regalos de las fiestas?
Seguro que tenemos amigas que se ven fantásticas siempre. ¡Sana envidia! Algunas dirán que mantenerse en forma es la base para vernos radiantes. Tener un cuerpo formadito y sano. Y eso, sin duda, tiene su valor. Yo creo mucho en cuidar la salud integral y ¿a quién no le gusta estar regia?
Es importantísimo hacer ejercicio, comer bien, mimarse con tratamientos a la piel, a las uñas y al pelo. Eso es cuidar nuestro físico.
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¿Cuál es el accesorio que SIEMPRE debemos tener?
Pero nuestra alma también necesita sus cuidados para brillar con luz propia. Y hay un accesorio que nos podemos regalar a nosotras mismas: todos los días, todo el año, todos los años. Y ese accesorio es el amor propio: ese “no sé qué” que hace que todo lo que nos pongamos luzca mejor. Eso que hace que todos los que nos rodeen nos traten bien, nos escuchen, nos honren, creando un círculo virtuoso de mejora constante en nuestras vidas.
¡Que la luz de las fiestas nos impulse hacia nuestros sueños!
No siempre es fácil llegar a este punto. Vivimos en una sociedad que juzga. Cada familia tiene sus prioridades y no siempre las compartimos. El marido, la mamá, o el jefe imponen sus reglas. Pero siempre hay un camino que nos permite ser quiénes somos y ser felices.
Mi regalo para ustedes en estas fiestas es este mensaje de cariño y apoyo en su búsqueda de un camino pleno. Amémonos. Honrémonos. Respetémonos.
Compártanme sus sueños para este año nuevo. El reconocerlos es el primer paso para hacerlos realidad.
Fuente [Imujer.com]