El calabozo de la libertad: «Un Presidente Invisible», por @GustavoAzocarA

Cuando escribo estas líneas, el viernes 22 de febrero, han transcurrido 5 días desde la supuesta llegada del Presidente de la República Hugo Chávez Frías al país. Digo “supuesta” porque, hasta donde se sabe, nadie, excepto una “enfermera” (que a decir verdad, tiene más pinta de dirigente comunal del PSUV que de enfermera), ha dicho que vio al Jefe de Estado entrar al Hospital Militar Carlos Arvelo “caminando por sus propios pies” y en perfecto estado.

Revisemos los hechos: el país se enteró de la supuesta llegada de Chávez gracias a la red social twitter. Mediante dos o tres mensajes, escritos a través de la cuenta @chavezcandanga (que como ya se sabe desde hace bastante tiempo, no es manejada directamente por el Presidente, sino por otras personas) se le dijo al país y al mundo que el Presidente estaba llegando a Venezuela. A partir de esos tuits, nos enteramos que supuestamente el Jefe de Estado ya no estaba en La Habana, Cuba, sino que había decidido su regreso a tierras venezolanas.

Una semana antes, el gobierno había difundido unas fotografías donde se mostraba al Primer Mandatario Nacional junto a sus dos hijas, leyendo el diario Granma, con una sonrisa de oreja a oreja, gordito y lleno de vida. Paralelamente, junto a la foto, fueron difundidas las declaraciones del ministro Jorge Arreaza, yerno del Presidente Chávez, donde le anunciaba a los venezolanos que el Presidente había perdido la voz, tenía problemas respiratorios y que había sido necesario insertarle una cánula traqueal.

Desde hace más de 70 días, nadie, salvo Maduro, Diosdado, Jaua, los miembros de su familia más cercana y la famosa enfermera, ha tenido la dicha de ver al Presidente. Los restantes 28 millones de venezolanos no lo hemos visto. Pero no sólo nosotros no lo hemos podido ver, sino que sus más íntimos amigos, entre ellos el Presidente de Bolivia, Evo Morales, tampoco lo ha podido ver. Tenemos por tanto, y he aquí un hecho inédito, quizá único en la historia de la humanidad, un Presidente Invisible.

No sólo invisible, también inaudible, porque desde hace más de 70 días nadie lo ha escuchado. Paradojas de la vida: pasamos de un Jefe de Estado al que veíamos y escuchábamos las 24 horas del día, los 7 días de la semana, los 365 días del año, a tener a un Presidente Invisible, al que nadie ve, al que nadie oye, del que nadie sabe absolutamente nada, salvo lo que dicen que les dijo algunos de sus ministros y colaboradores más cercanos.

Es curioso que en un lugar tan grande como el Hospital Militar Carlos Arvelo, donde hay centenares de pacientes, centenares de familiares de esos pacientes y centenares de médicos, enfermeras, empleados y obreros, una sola enfermera haya sido la que vio al Presidente Hugo Chávez. Es curioso que el gobierno difunda una foto, donde se ve al Jefe de Estado gordito y sonriente, pero que luego le diga al Presidente de Bolivia, Evo Morales, que el Primer Mandatario venezolano no puede ser visto por nadie.

Anoche, justo antes de escribir estas líneas, el Ministro de Información del Gobierno, el colega periodista Ernesto Villegas, le informaba al país en cadena nacional de radio y televisión, que el Presidente Chávez continuaba presentando problemas respiratorios. “La insuficiencia respiratoria surgida en el curso del postoperatorio persiste y su tendencia no ha sido favorable, por lo cual continúa siendo tratada”, indicó el ministro. Y agregó algo que para mí resulta mucho más grave: “El tratamiento médico para la enfermedad de base (cáncer) continúa sin presentar efectos adversos significativos hasta el momento”.

La pregunta es: hasta cuándo los voceros gubernamentales le seguirán mintiendo al país y al mundo? Esta película del Hombre Invisible no puede durar mucho tiempo. La estrategia de ganar tiempo para ver si la candidatura de Nicolás Maduro coge un poquito de fuerza, no está dando resultado. Por el contrario: Maduro viene palo abajo y hasta dentro de las propias filas del oficialismo, ya se empieza a cuestionar su capacidad y su supuesto liderazgo.

Se acerca la hora de la verdad. La hora en la cual tendrán que decirle al país y al mundo lo que desde hace ya varios meses se sabe. Pero eso no es lo más grave. Lo verdaderamente grave y delicado es que pronto se sabrá que llevamos varios meses gobernados por un grupo de usurpadores y farsantes, que amparados en la teoría del Hombre Invisible hicieron designaciones, decretos, y tomaron medidas valiéndose de la figura presidencial y quizás, hasta falsificando la firma del verdadero Hugo Chávez.

Venezuela no puede seguir siendo “gobernada” por un Presidente Invisible. Los venezolanos, los que votaron por él y los que votamos por otro, tenemos derecho a ver al Presidente, a saber que está vivo y consciente de sus actos. Y si no es así, entonces que se aplique lo que dicta la Constitución.

Por Gustavo Azócar / @GustavoAzocarA