"El gusto por las multisápidas", por @glimagica - Lea Noticias

«El gusto por las multisápidas», por @glimagica

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Gliceria Gil @glimargicaEn Venezuela, navidades sin hallacas no son navidades. La hallaca representa el plato más tradicional de nuestra cultura culinaria que engalana  a estas festividades, convirtiéndose así en el  más elaborado en todo el país durante estas fechas decembrinas y es autóctonamente venezolano.

Como en otros órdenes, el origen del nombre de este delicioso condumio no está claro. Unos dicen que deriva de la palabra guaraní “ayua” que significa mezclar o revolver, de allí se presume que se convirtió en “ayuaca”, una cosa mezclada, y por deformación lingüística pasó a llamarse “ayaca”.

Otros aseguran que nació por fusionar cosas de allá y de acá debido a que nuestros indígenas solían envolver sus guisos de caza en hojas de plátano, agregándoles ingredientes tanto indígenas como de los traídos por los conquistadores.

Por eso hay también diferentes opiniones en cuanto a la ortografía de la palabra. Generalmente la encontramos escrita “hallaca” pero hay quienes dicen que no es error escribir “hayaca”.

Lo cierto es que muestra entre sus componentes el proceso histórico que ha vivido el país. Ya el célebre escritor venezolano Don Arturo Uslar Pietri la describió: “… como un compendio ejemplar del proceso de mestizaje. En ella están: la pasa y la aceituna de romanos y griegos, la alcaparra y la almendra de los árabes, la carne del ganado de los capitanes pobladores de Castilla, el maíz y la hoja del bananero de los indios”.

Don Rómulo Betancourt, ex presidente de la República, las bautizó como las multisápidas, en clara alusión a esa mezcolanza de sabores donde lo salado se arropa con lo dulce, lo picante y lo ácido para entregarnos una delicia a nuestro paladar.

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Aún cuando en esencia viene siendo igual, un guiso de carne de cerdo, de res o de gallina, condimentado con alcaparras y aceitunas además de su correspondiente ajo, ají dulce, ajo porro y cebollín, cubierto con masa de maíz de color rojizo que le da el onoto o achote, envuelto o embojotado en hojas de plátano, algunas variantes se conocen según sea el lugar donde se preparen.

A las hallacas orientales se les agrega huevo sancochado y papa, los andinos les ponen garbanzos y encurtidos en vinagre, los maracuchos, además de la harina de maíz, también hacen masa de plátano. En algunas localidades les ponen pasitas en otras les agregan ciruelas pasas.

El proceso de elaboración es motivo de alegría familiar y es muy común  ver ese día a padres, abuelos, hijos, nietos, tíos, sobrinos y hasta amigos de los más allegados reunidos en un solo hogar, cada quien ayudando en esta sabrosa tarea que puede durar todo el día y entre risas, tragos y algarabías se esperan las primeras hallacas para engullírselas calienticas.

El resto engalanará la mesa muy bien decorada y junto al pan de jamón, la ensalada de pollo, el dulce de lechosa y el ponche crema harán nuevamente felices a todos el 24 de Diciembre quienes después de comer aprovechan hasta para echar un pie y esperar a las 12 de la medianoche, hora de la Natividad de Jesús, para intercambiar sus regalos y desearles a todos FELIZ NAVIDAD.

Por Gliceria Gil

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