''En defensa de Henrique Capriles'' por Fernando Ochoa Antich - Lea Noticias

»En defensa de Henrique Capriles» por Fernando Ochoa Antich

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imageEl 7 de octubre y el 16 de diciembre son dos fechas, sin lugar a dudas, dolorosas para la oposición. Los sectores democráticos habían logrado varias victorias consecutivas que parecían indicar que nos acercábamos, a buen paso, al momento fundamental de transformarnos en una sólida mayoría que nos permitiría optar democráticamente al poder. La derrota del 7 de octubre fue el momento decisivo. En política los hechos son testarudos. Ese fracaso debe tener algunas causas que requieren de un minucioso análisis de la dirigencia política para poder determinar los errores cometidos y establecer una nueva estrategia que nos permita superar, en el menor tiempo posible, sus lamentables consecuencias. Ese reto no tiene discusión: los venezolanos lo exigen y bien lo merecen.

Eso es verdad, pero querer utilizar ese fracaso para destruir la figura política de Henrique Capriles y al mismo tiempo, lograr la división entre los partidos que constituyen la Mesa de la Unidad es un gravísimo error político que debe ser rechazado por todos los venezolanos que aspiran derrotar al chavismo en las irremediables y muy cercanas elecciones presidenciales. Las críticas surgen, de manera natural, en algunos sectores democráticos ante el desespero que produce ver pasar el tiempo sin lograr la tan ansiada victoria. Eso es normal y hay que tratar de convencerlos que están equivocados,  pero también se observa un tipo de ataque, que por la mala fe utilizada, indica que detrás de ellos se esconden intereses cercanos al chavismo o un radicalismo totalmente inaceptable.

Hay dos tipos de ataques contra Henrique Capriles. Veamos: el primero es de tan mala fe que produce risa, aunque comprendo que hace mucho daño.»Capriles negoció con el chavismo para reconocer su derrota, aunque había ganado en las elecciones». ¡Por Dios! Nuestro candidato hizo un gran esfuerzo para alcanzar el triunfo, pero el ventajismo chavista lo hizo muy cuesta arriba. Nadie acepta una derrota electoral si realmente ha ganado. Es tal la bajeza de los promotores de ese ataque que han señalado que recibió dinero para reconocer el triunfo. Hay otro ataque, el realizado por Rafael Poleo, que me ha causado mayor preocupación: «la derecha económica internacional desarrolla una fuerte campaña para imponer a Capriles como candidato de la oposición».

Este ataque es muy peligroso al conducir, al mismo tiempo, a un enfrentamiento entre los factores políticos que constituyen la Mesa de la Unidad. Utiliza aspectos ideológicos para provocar la división. Plantea una alianza entre los factores social demócratas, utilizando en su apoyo a los socialcristianos, para dejar a un lado a esa otra vertiente del pensamiento político, lo llamaremos por comodidad partidos liberales, que representan Primero Justicia, Proyecto Venezuela y  Voluntad Popular. Este planteamiento no es en sí mismo equivocado: los partidos políticos deben aliarse en base a criterios ideológicos. Eso debería ser así, pero la muy particular crisis política que vive Venezuela no lo permite. Plantear esa unión para dividir la MUD no es sólo equivocado sino criminal.

Es imposible negar la crisis que enfrenta Venezuela. Nadie tiene claro el estado de salud de Hugo Chávez. Estoy convencido que ni siquiera Nicolás Maduro, mucho menos la familia Chávez, conoce la realidad de su estado de salud. Sólo los Castro tienen acceso a ese secreto. El exagerado control que ejerce el Estado cubano sobre su tratamiento médico, y su interés en el proceso político venezolano indican que la crisis venezolana debe verse con un cariz de mayor gravedad: estamos en presencia de un problema de seguridad de Estado. De todas maneras, yo mantengo que Hugo Chávez, aunque llegase a salvar su vida, ya no está en condiciones ni físicas ni mentales para continuar ejerciendo las funciones de presidente de la República. Eso es lo importante.

Los venezolanos tienen que exigir una inmediata solución a tan delicado problema. Constitucionalmente, no hay ninguna duda: el nuevo presidente de la Asamblea Nacional se encarga de la presidencia de la República el 10 de enero de 2013 y convoca de inmediato a elecciones presidenciales. No hay manera de evitarlo. La oposición democrática, en circunstancias tan complicadas, ya tiene un candidato: Henrique Capriles. Él perdió las elecciones presidenciales, pero obtuvo más de seis millones de votos. Estoy convencido que, sin los abusos de poder de Hugo Chávez, lo hubiera podido derrotar. En treinta días es imposible construir la imagen nacional que exige un candidato presidencial. Capriles demostró su ascendiente popular al triunfar en Miranda. No hay tiempo para inventar. Cualquier otro planteamiento favorece al chavismo. Esa es la verdad.

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por: Fernando Ochoa Antich.

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