«En lugar de convencer, reprime», por Víctor Vielma Molina

Si Nicolás Maduro, hubiera cumplido la palabra empeñada el 14-A, al pronunciar su primer discurso de victoria, habría evitado la caída de su popularidad y los acontecimientos de violencia que se han suscitado en el país. Pero su gobierno alimenta a los dioses de la barbarie, sin demostrar que ganó limpiamente las elecciones. Y en su desesperación, por haber perdido gran parte de su gobernabilidad y credibilidad, difama, reprime e intenta intimidar y aterrorizar al país ético. ¿Con qué propósito? ¿Será para impedir el impacto demoledor de Henrique Capriles, la MUD y la presión de millones de venezolanos que exigen, que en la auditoría de las elecciones del 14-A se recuente limpiamente el 100 por ciento de boletas, se revisen cuadernos y se evalúen irregularidades?

Pero pareciera, que Diosdado Cabello y algunos ministros saben que Maduro cayó en arenas movedizas y le tienden, una rama cargada de espinas y de hojas urticantes, para impedir que se salve. Diosdado, como presidente de la Asamblea Nacional, en franco desacato de la Constitución y el Reglamento Interno de la AN, niega el derecho de palabra a diputados; amenaza con arrojar ácido a quienes llamen al gobierno fascista y manda a su gavilla a golpear a quienes desconozcan al gobierno de Maduro. Ricardo Molina, Ministro de Vivienda y Hábitat, conmina a obreros y empleados, a renunciar. Y si no lo hacen; él mismo los bota. Iris Valera, Ministra del Poder Popular para el Servicio Penitenciario, amenaza con meter preso a Capriles. Esto indica que en Venezuela, reina la indefensión, porque no hay superpoderes que defiendan del poder al pueblo. Ni la Asamblea Nacional y ni el Consejo Moral, impiden que las fuerzas represivas disparen, difamen, apresen y torturen a la disidencia.

Maduro “se pone la soga al cuello” al mancillar y reprimir a la oposición. Todos estos absurdos atropellos serán endosados a su condición de ser el primer presidente “chavista y obrero”. Nadie sabe si sus colaboradores lo intentan salvar o perjudicar; pero esta tragicomedia está preludiando, desde sus comienzos, un fatal desenlace. Los últimos acontecimientos del país lo perfilan como un gobernante; que en lugar de convencer, reprime.

Por: Víctor Vielma Molina