Hace 200 años joyería y robótica no tenían porqué estar reñidas. Arte y tecnología se daban la mano y así era posible lo que podrás contemplar en el vídeo que te ofrecemos a continuación, que una oruga de oro y piedras preciosas pudiese moverse por sí misma. Recordemos, realizada por un maestro orfebre en 1820, no hoy día por algún laboratorio mecánico.
Se atribuye a Henri Maillardet, hace casi 200 años, la autoría de este remedo enjoyado de una oruga que se mueve imitando a su trasunto con vida mientras los metales y minerales preciados que la recubren brillan.
Es conocida la habilidad suiza para la fabricación de mecanismos de relojería y sería precisamente gracias a esos avances del país alpino el que en aquel momento pudiese llevarse a cabo una pequeña obra de arte, joyería y mecánica como esta.
Entre los materiales, la exquisita habilidad del orfebre para la recreación de la oruga, la precisa inserción de los mecanismos y la asombrosa capacidad para que algo de tan reducido tamaño pueda ofrecer unos movimientos que, 200 años después, continúan funcionando a la perfección, no es de extrañar el precio alcanzado en la reciente subasta en la que ha sido adjudicado por unos 330.000€.
[Fuente: Prensa Worldtempus]