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En la militancia de la oposición y en la militancia del oficialismo existen dos sentimientos totalmente diferentes, por un lado nosotros quienes formamos filas de los demócratas que nos oponemos al régimen respiramos un aire de unidad y victoria, ellos por el contrario sienten los vientos de la decepción y el desencanto por la imposición grotesca de candidatos.
Nosotros acudimos a unas elecciones primarias para seleccionar a los candidatos a alcaldes y mediante la aplicación del reglamento de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), donde convergen el método D’Hont y el orden de llegada de los partidos, se seleccionó a los aspirantes a la Cámara Municipal, mientras que ellos escogieron todo mediante el dedo mágico desde Caracas.
Todo esto motivó dos reacciones, por nuestro lado de unificación real, sincera, desprendida, salvo algunos casos que serán objeto de otro artículo, y en entre ellos despertó resentimientos, incomprensión, dolor y frustración. Es decir ellos van a la contienda marcados por la decepción y nosotros por la alegría de que vamos a vencer y conquistar la mayoría de las alcaldías.
La unidad que nos fortalece a nosotros es el principal obstáculo de los enchufados que desean mantenerse de esa forma, sabiamente don Guillermo Aveledo y el propio Henrique Capriles han manejado la cohesión democrática y han logrado que un universo tan heterogéneo como el nuestro se mantenga unido y con una meta clara: Ganar espacios.
Por su parte el oficialismo de a pie siente que se están burlando de ellos, los artistas-candidatos no responden a las necesidades de un partido que ha desarrollado una dirigencia de base que cada día es más marginada y golpeada por la cúpula de un partido-gobierno que sólo ve por ellos y no por el bienestar de su propia gente.
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Este es el panorama que se dibuja en ambos frentes del debate político, entonces podemos intuir que el oficialismo, que el madurismo, acude a unas elecciones debilitado, corroído por sus propias intrigas y malestares, totalmente desanimado por la carencia de liderazgos naturales y por alcaldes que buscan la reelección y que no cuentan con el respaldo de su propia gente, de su propia militancia.
Ellos están mezclando, con todos los ingredientes el cóctel de la derrota, sin embargo esto no puede dejar que nosotros bajemos la guardia por el contrario las fuerzas vivas que conviven en la Mesa deben estar, hoy más que ayer, en completa cohesión para alcanzar la victoria, que será el inicio de la recuperación y rescate nacional.
Las cartas están echadas, la realidad todos la conocemos, ahora falta que tú, apreciado lector(a) decidas de una vez ir a votar y elegir nuevos alcaldes de la unidad democrática que empujen definitivamente a la construcción de una nueva Venezuela donde todos nosotros tengamos bienestar y progreso por igual.
Ana Martínez / @ana_anaco